Para algunos sus retratos son perturbadores, para otros obras de arte que reflejan el nacimiento de la fotografía. La británica Julia Margaret Cameron no deja indiferente a nadie. Pero lo de lo que no existe duda es que fue una de las retratistas más influyentes del siglo XIX. Es reconocida por sus primeros planos desenfocados de personalidades destacadas de la época victoriana y sus imágenes ilustrativas que evocan personajes de la mitología, el cristianismo y la literatura.

La fotógrafa, nació en Calcuta y, tras formar parte de la alta sociedad angloindia, se trasladó a Londres, donde se conectó con la élite cultural. Posteriormente, estableció su propio salón literario en Freshwater, un pueblo costero de la isla de Wight.

El ratrato I Wait

Entre sus fotos más famosas está la titulada I Wait en la que aparece su sobrina nieta Rachel Gurney de niña con alas de querubín. Ella y su hermana Laura a menudo eran reclutadas por Cameron para participar en sus ‘puestas en escena’ con motivos de la antigua Grecia o renacentistas.

Cameron comenzó a dedicarse a la fotografía a los 48 años, luego de recibir una cámara como regalo de su hija. Rápidamente, produjo numerosos retratos y creó imágenes alegóricas inspiradas en cuadros vivientes, el teatro, los pintores italianos del siglo XV y artistas contemporáneos.

Gran parte de su obra fue recopilada en álbumes, incluido The Norman Album. A lo largo de 12 años, llegó a tomar alrededor de 900 fotografías.

Murió a los 63 años, en el año 1879 sin imaginar que en el futuro sería referente mundial como unade las primeras personas que dominó el arte de la fotografía.

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