AFP / Una misión de la ONU llegó este domingo a Nagorno Karabaj, la primera en tres décadas, informó Azerbaiyán, después de que la casi totalidad de la población armenia del enclave huyera tras la victoriosa ofensiva relámpago azerbaiyana.

Una “misión de la ONU llegó a Karabaj el domingo por la mañana”, principalmente para evaluar las necesidades humanitarias, señaló un portavoz de la presidencia azerbaiyana a AFP.

Es la primera vez en 30 años que el organismo internacional accede a la región, controlada por separatistas armenios hasta su capitulación el 20 de septiembre, que desató un éxodo de las cerca de 120.000 personas que vivían en este enclave.

El territorio montañoso ha perdido ya a casi toda su población armenia, con la huida de más de 100.000 refugiados hacia la vecina república de Armenia, según el gobierno de Ereván.

Nazeli Baghdasarián, portavoz del primer ministro armenio informó que el gobierno ha contabilizado este domingo 100.483 desplazados.

Más de 47.300 refugiados están ahora en alojamientos temporales, indicó Ereván.

El ininterrumpido y caótico flujo atizó las denuncias de Armenia de una “limpieza étnica”, algo que Azerbaiyán desmiente, ya que llamó a los armenios a permanecer en Nagorno Karabaj y dijo que sus derechos serían respetados.

“Nos abstenemos deliberadamente de desplegar banderas de Azerbaiyán, sabemos que quedan civiles y somos conscientes de sus temores”, dijo el sábado Hikmet Hajiyev, un consejero del presidente azerbaiyano.

Nagorno Karabaj, de mayoría armenia y cristiana, hizo secesión de Azerbaiyán, de mayoría musulmana, durante la desintegración de la Unión Soviética.

Desde entonces los armenios de este territorio, que contaron con apoyo de Ereván, estuvieron enfrentados al poder de Azerbaiyán, y libraron dos guerras, una entre 1988 y 1994 y la última a fines de 2020, en la que perdieron varios territorios.

La ofensiva relámpago con la que Bakú recuperó el control efectivo de este territorio dejó cerca de 600 muertos. Los combates se cobraron la vida de unos 200 soldados de cada lado.

  • “No está bien expulsar” –

El domingo, el puesto fronterizo situado en el corredor de Lachín, la única carretera que une ambos territorios, estaba desierto, según una periodista de AFP.

Serguéi Astsarian, de 40 años, es uno de los últimos en irse. “La población que vivió aquí desde hace siglos debería poder permanecer, ya sean armenios u otros grupos étnicos. No está bien expulsar, que sea por la fuerza o de otro modo”, dijo.

La presidencia azerbaiyana anunció haber abierto un servicio de migración en Khankendi, la principal ciudad del territorio (Stepanakert, en armenio) para registrar a los habitantes que decidieron quedarse y asegurar “su reinserción duradera” en la sociedad azerbaiyana.

En Armenia, el fin del proyecto de los separatistas de Nagorno Karabaj es percibido con pesar ya que se considera este territorio como parte de las tierras ancestrales.

El país celebró este domingo una jornada de oración por el enclave y las campanas de las iglesias sonaron en señal de recogimiento.

Karekin II, patriarca de la Iglesia Apostólica Armenia, ofició una misa en la principal catedral del país, en Ejmiatsín, cerca de Ereván.

  • Negociaciones –

En la capital, cientos de personas asistieron a una ceremonia en la iglesia de San Sargis, un santo y héroe armenio.

“Una de las páginas más trágicas de la historia de Armenia se está escribiendo hoy”, afirmó a AFP Mariam Vartanián, una mujer de 28 años que asistió a la liturgia.

Desde el Vaticano, el papa Francisco instó al “diálogo” entre ambos países vecinos y pidió poner fin a la “crisis humanitaria” con ayuda de la comunidad internacional.

Armenia, con una población de 2,8 millones de personas enfrenta un desafío mayor para acoger a los refugiados.

Stepanakert acogerá negociaciones entre autoridades azerbaiyanas y responsables armenios del territorio el lunes.

El presidente de Azerbaiyán y el primer ministro armenio se reunirán a su vez el jueves en la ciudad española de Granada.

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