Por Carlos Silva, La lengua de Dante.
Con el paso de los años, uno de los temas que va adquiriendo relevancia para la gente, es el que tiene que ver con su pensión llegado momento del retiro de la vida laboral. La gente sabe que, el simple paso del tiempo la va acercando a momentos de mayor vulnerabilidad, de mayores males que pueden aquejarles, con unas condiciones para atenderlas, ciertamente más reducidas y por ello el tema de las pensiones les inquieta ya desde ahora.
Este es un tema que no ha pasado ajeno a la administración del actual gobernador, quien, de la mano de un sesudo grupo de asesores, tuvieron a bien, modificar la legislación laboral que rige las relaciones con los trabajadores de los poderes ejecutivo, legislativo, judicial, de los dieciocho municipios y demás organismos estatales para modificar las condiciones en las que venían operando las jubilaciones. Desde luego que, justificaciones tendrán muchísimas, aunque difícilmente alguna de ellas podra convencer a los burócratas de las bondades de dicha reforma que no ha pasado desapercibida y que permanece en la mente de muchos esperando el momento de cobrar revancha.
A partir de las modificaciones que introdujo el gobernador Francisco Domínguez, los burócratas queretanos deben, necesariamente, tener cumplidos 60 años de edad además de los años de servicio requeridos, requisito éste que modificó sustancialmente la proyección de muchos burócratas que estaban en la inmediatez de poder jubilarse a pesar de encontrarse lejos de cumplir esos sesenta años que la ley les requiere y poder continuar su vida laboral en otra parte a la par de cobrar una jubilación que ya estaba a la vista.
Hasta antes de esta reforma, para poder jubilarse solo era suficiente acreditar los años de servicio, circunstancia que fue aprovechada por no pocos vivales de la política que nunca prestaron sus servicios en la función pública, al menos no la cantidad de años señalada en sus hojas de servicios y no obstante, dada su posición politica, obtuvieron jugosas y sustanciosas pensiones, en tanto que ahora los burócratas deberán de ver limitados también, los montos máximos de pensión, que no podrán ir mas allá de un tope salarial también establecido por la actual administración estatal.
Un adecuado sistema de pensiones, va de la mano con tres grandes temas de la política pública, a decir, el sistema de seguridad social y los servicios de salud, la cuestión laboral, y la fijación de los salarios, y la política económica y social en los renglones fiscal y de los programas asistenciales. La gente sabe, que a mayor edad, sus condiciones laborales se encuentran disminuidas, que son propensos a un mayor número de enfermedades y que, muy por lo regular, las instituciones de salud, no proveen de todos los tratamientos y medicamentos y que los montos de las pensiones, son insuficientes para hacer frente a tales requerimientos, de ahí la zozobra que produce el nuevo esquema entre los burócratas queretanos que se debaten en el dilema de, por un lado, cobrarle la factura al partido político que propició esta reforma, o bien, trabajar para tratar de mantenerse en la nómina de la siguiente administración con independencia de que se trate del mismo partido político.
Para como se preve que puede ser de apretado el resultado de las próxima elecciones por la gubernatura, no existe la menor duda de la relevancia que habrá de cobrar el número de votos que pueden significar el universo de burócratas queretanos, quienes junto con sus familias, bien pueden cobrar la afrenta o, simplemente dejarla pasar.
Por lo pronto, éste es uno de los temas que invariablemente habrán de jugar en los próximos comicios que, cada vez están más a la vista.