A la vieja usanza, casi como si no existiera la línea de 3 puntos, los Lakers conquistaron este sábado la primera Copa NBA desde debajo del aro. No encestaron un triple hasta que quedaba un minuto del tercer cuarto, tras fallar los 10 primeros intentos. Y solo anotaron otro en lo que quedaba de partido. Tampoco necesitaron más. Se hicieron dueños de la zona en un gran partido de LeBron James y Anthony Davis. El equipo más laureado de la NBA inscribe su nombre como primer campeón del nuevo torneo.
LeBron percutió una y otra vez con sus fulgurantes entradas a canasta, llenas de potencia. A punto de cumplir 39 años, sigue siendo imparable. Davis, mientras, fue el rey debajo del tablero con su poderío reboteador, su acierto al encestar, sus tapones y sus movimientos bajo el aro. Fue el máximo anotador (41 puntos) y el máximo reboteador (20 rebotes) del partido, a lo que puso la guinda de 5 asistencias y 4 tapones. Fue el mejor de la final. A las dos estrellas de los Lakers se sumó un inspirado Austin Reaves, que anotó 28 puntos saliendo del banquillo.
Anthony Davis se apoderó del primer cuarto con 13 puntos y 8 rebotes. Los Lakers fueron por delante desde el principio y acabaron el parcial 34-29. El equipo de Los Ángeles trató a toda costa de anular a la ascendente estrella rival, Tyrese Haliburton. Con una presión asfixiante y ayudas permanentes, no dejaban que se sintiera cómodo ni en la dirección del juego ni en el tiro. Lanzó dos triples kilométricos que no tocaron aro y que eran el mejor síntoma de su impotencia.
En el segundo cuarto, los Lakers seguían dando la sensación de estar haciendo un mejor partido. Si los de Indiana seguían vivos, era solo por la falta de puntería de los Lakers desde la línea de 3 puntos. Al descanso se llegó con un 65-60 que dejaba muy vivo el partido. Además, LeBron cometió su tercera falta a falta de 3.19 del segundo cuarto, lo que condicionaba su presencia sobre el parqué.
El ritmo anotador se hundió en el tercer cuarto. Los Pacers, el equipo más anotador del inicio de la temporada, seguían sin ver la luz en ataque y el parcial fue de 25-22, gracias a un triple a la desesperada de los de Indiana en el último segundo. Se llegaba al último cuarto con ventaja de 8 puntos de los Lakers (90-82).
Los Pacers salieron más acertados en el tramo decisivo y acortaron enseguida la distancia a solo 3 puntos. Empezaron a ajustar su juego para ofrecer alternativas a Haliburton ante la presión asfixiante a la que le sometían los Lakers, haciendo circular más rápido el balón, pero no terminaban de encontrarse a sí mismos. El plan de Darvin Ham, entrenador de los Lakers, estaba funcionando a la perfección.
Con un nuevo apagón de Indiana, mediado el último cuarto, los campeones enfilaron un parcial de 13-0 que sentenció el partido con un 115-99 a falta de algo menos de tres minutos. Para ese momento, los Lakers habían anotado 80 puntos en la zona, por 40 de los de Indiana. Demasiada diferencia. Al final, 123-109, una diferencia de 14 puntos en un partido en que los Lakers solo anotaron dos triples.