Un triste Celta volvió a perder esta noche ante la Real Sociedad (1-2) y se quedó fuera de las semifinales de la Copa del Rey, víctima del conservadurismo de su técnico Rafa Benítez, al que Imanol Alguacil volvió a ganar la batalla táctica tres días después de la exhibición de su equipo en el duelo liguero del pasado sábado.

El tempranero gol de Mikel Oyarzabal, al minuto de juego tras un error del sueco Carl Starfelt y un posterior mal despeje de Carlos Domínguez, echó por tierra el plan de Benítez, que había renunciado a jugar con un mediocentro creativo para dotar de músculo el centro del campo con el brasileño Jailson y el peruano Renato Tapia.

Su equipo apenas inquietó a la Real Sociedad en el primer tiempo. El balón era de su rival, que jugaba con criterio y rapidez haciendo estéril la presión de los atacantes locales. Todo lo contrario que el Celta, muy excitado y plano en ataque hasta que se vio 0-2 en el marcador.

Sin Aspas en el campo, aunque éste lejos de su mejor nivel, el panorama es complicado para el equipo gallego porque carece de un futbolista desequilibrante en ataque. Benítez apostó de inicio por Miguel Rodríguez y Hugo Álvarez, dos canteranos que están poco acostumbrados a defender. Por eso, su protagonismo fue testimonial.

Cierto es que la Real Sociedad dominó, pero también que apenas generó ocasiones de gol en el primer acto, salvo en acciones a balón parado. En una de ellas, al filo del descanso y después de otro desastroso balance defensivo de la zaga celeste, André Silva rozó el segundo pero su remate, muy forzado, se marchó alto.

Benítez movió ficha en el descanso. Introdujo al estadounidense Luca de la Torre por Miguel Rodríguez, empequeñecido por el planteamiento conservador de su técnico. Pero el problema del Celta no estaba en las piezas. Con adelantar un poco sus líneas, el equipo vigués ya incómodo mucho más a la Real Sociedad.

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