Tras el veto impuesto por los talibanes en 2022, la producción de opio en Afganistán -líder mundial- se desplomó este año en un 95 %, algo con grandes repercusiones tanto para los empobrecidos campesinos locales como para el mercado mundial de heroína.
La ONU informa sobre este desplome -de las 6.200 toneladas de adormidera en 2022 a las 333 de este año- en su “Estudio sobre el opio en Afganistán”, difundido este domingo en Viena.
La caída de la superficie cultivada -que pasa de las 233.000 hectáreas del año pasado a las 10.800 actuales- tiene numerosas consecuencias, según el documento, desde la pérdida de ingresos de los agricultores afganos hasta la posible proliferación mundial de sustitutos más baratos y peligrosos de la heroína, como el fentanilo.