Recortada por la nieve, la 16ª etapa del Giro de Italia dio lugar este martes a un nuevo pulso entre los corredores, que amenazaron con huelga, y la organización, que quiso mantenerla a cualquier precio.

“Ridículo”, un “circo”, “dinosaurios”: los ciclistas no se anduvieron con rodeos en sus opiniones hacia los organizadores de RCS el martes, en la estación de esquí lombarda de Livigno desde donde debería haberse iniciado esta etapa de montaña, y donde reinaba la confusión en medio de copos de nieve.

Desde hace varios días era conocido que la meteorología podía ser mala y el mítico puerto de Stelvio fue ya retirado del recorrido. En la tarde del lunes se intensificó la amenaza de mal tiempo y RCS publicó un nuevo protocolo que incluía tres opciones dependiendo de las condiciones.

La segunda, durante varias horas la favorita, preveía que los corredores puedan cambiarse de ropa en la cima del Giogo di Santa Maria, a 2.498 metros de altura, donde la carrera sería neutralizada durante tres minutos. Varios corredores y equipos tildaron esta medida de “ridícula” y “payasada”.

La tensión aumentó en la mañana del martes, cuando el sindicato de corredores CPA publicó una carta, “firmada por el 100% de corredores” según su presidente Adam Hansen, al director de la carrera Mauro Vegni, amenazándole con una huelga de corredores si el Giogo di Santa Maria no era retirado de la etapa.

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