Lo que alguna vez fue considerado un tatuaje vergonzoso, estigmatizado con el apodo despectivo de “sello de vagabundo”, está regresando como un acto de empoderamiento y resignificación, especialmente entre mujeres jóvenes de la Generación Z.
En palabras de Melissa Martell, artista tatuadora de Cleveland, esta generación está adoptando con orgullo los tatuajes en la parte baja de la espalda, un área históricamente criticada y sexualizada, como una forma de desafiar los estereotipos y recuperar su cuerpo desde una narrativa propia: “Las mujeres están reivindicando los estigmas que antes se usaban para menospreciarlas”. Para Martell, esta zona del cuerpo es “el lugar perfecto” para el arte corporal: íntimo, elegante, y además fácil de ocultar en contextos laborales.
El regreso de este estilo, que fue altamente popular en los años 90 y principios de los 2000, también habla del ciclo natural de las tendencias. “Cuando empecé a tatuar, hacíamos diseños en la parte baja de la espalda todos los días”, recuerda Stefan Meisse, de Crawling Panther Tattoo, en Florida. “De repente la gente empezó a llamarlo ‘sello de vagabundo’, lo que le dio una imagen negativa. Ver a las mujeres avergonzarse de ellos fue triste. Pero todo vuelve, y ahora es genial ver cómo los jóvenes redescubren estos estilos.”
Además de esta recuperación simbólica, nuevos movimientos dentro del mundo del tatuaje están captando la atención de la Generación Z. Annie Motel, tatuadora en Los Ángeles, apunta a una tendencia emergente: el cibersigilismo, un tipo de arte corporal que fusiona estética tecnológica con símbolos espirituales o esotéricos. “Este estilo mezcla antiguas prácticas místicas con un diseño futurista. Es visualmente impactante y está cargado de intención”, dice Motel.
Sin embargo, también hay advertencias. Motel señala que el uso superficial de símbolos religiosos o culturales puede incurrir en apropiación cultural, especialmente si no se contextualiza adecuadamente. “Cuando un artista extrae influencias de símbolos tradicionales sin respeto o entendimiento, se corre el riesgo de trivializar creencias profundamente significativas.”
Según datos del Departamento de Investigación de Statista, en 2021, el 23% de la Generación Z y el 41% de los millennials tenían al menos un tatuaje, una señal clara del cambio generacional en torno a la percepción del arte corporal. Lo que antes era motivo de juicio, hoy es una forma de autoexpresión, resistencia cultural y empoderamiento.
El resurgimiento del llamado sello de vagabundo no es solo una moda pasajera. Es un gesto simbólico de una generación que busca reescribir las reglas, reapropiarse de su cuerpo y desafiar la vergüenza con tinta y convicción.