En el otro bando, Mbappé simbolizó la frustración del Real Madrid. En su primer Clásico español, el astro francés vio cómo le anularon por fuera de juego dos goles (30 y 66), el primero de ellos después incluso de haber festejado un tanto que no llegó a subir al marcador.
Defendiendo a la perfección y haciendo caer una y otra vez a los atacantes blancos en fuera de juego, la fórmula de Hansi Flick funcionó a la perfección para desesperación de los locales.
La primera parte no tuvo goles pero fue de ritmo eléctrico, tremendamente entretenida y con constantes idas y vueltas.
En la segunda todo cambió, especialmente después del doblete de Lewandowski (54, 56), que dejó al Real Madrid muy tocado anímicamente.