La prueba que más expectación generaba este sábado eran los 100 metros y hasta la lluvia se invitó a la fiesta, cayendo con fuerza sobre la pista violeta de Saint-Denis en el momento de la final.

La favorita Richardson, campeona del mundo, tenía como misión reconquistar el oro olímpico en la prueba para Estados Unidos, que no se corona allí desde Atlanta-1996 con Gail Devers.

Pero nada más lejos de la realidad: Julien Alfred, revelación de la temporada a sus 23 años, fue la más rápida con un tiempo de 10 segundos y 72 centésimas, relegando a la texana a una plata con sabor amargo (10.87).

“No quiero ponerme a llorar. Simplemente salí a correr lo más rápido que podía. Esto significa mucho para mí, mucho para mi país”, celebró la joven velocista santalucense.

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