En sus 59 años de vida, Ivan Brizola, de Rio Grande do Sul, nunca aprendió a nadar. Pero cuando fuertes inundaciones azotaron esta semana ese estado brasileño, pidió prestado un kayak -que tampoco había usado antes- y salió a rescatar a personas atrapadas por el agua.

Brizola le contó a BBC News Brasil que ya estaba preocupado cuando comenzaron las lluvias.

Residente en la capital de Rio Grande do Sul, Porto Alegre, escuchó advertencias de amigos que trabajan en seguridad de que el riesgo era inminente y sintió que debía hacer algo.

Comenzó a llamar a amigos y familiares para advertirles sobre los peligros que todos enfrentarían.

Cuando “se produjo el caos” y “el agua empezó a apoderarse de los barrios”, pidió prestado un kayak al dueño del puesto de pescado en el mercado frente a su casa y condujo hasta Canoas, una ciudad que había sido duramente afectada.

Su propia casa, en Porto Alegre, no se vio afectada.

Sin ropa ni equipo de rescate más que el kayak, aprendió a manejar la embarcación en medio de las inundaciones.

“Me sorprendió un poco lo que podía hacer en el kayak”, afirma Brizola, quien asegura encontrarse en excelente condición física tras haber practicado kung fu durante toda su vida.

Profesor de formación, hoy trabaja en adiestramiento canino, espectáculos y tratamientos de salud para niños con la ayuda de animales.

En el segundo día de rescate, cuando ayudaba a la gente del barrio de Mathias Velho, miró hacia abajo, a través del agua, y vio que en el fondo estaban los transformadores de los postes de luz.

“El agua alcanzó ocho, tal vez diez metros de profundidad”, calcula.

Aunque no sabía nadar dice que no tenía miedo, simplemente estaba concentrado.

“Tanto es así que no podría decir exactamente qué día es. Si preguntas en general, sólo notarás que la gente está concentrada. No saben qué día es. La misión realmente es ayudar a tu hermano”, le dice a BBC News Brasil.

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