En vísperas de las vacaciones de verano, hoteleros y prestadores de servicios turísticos de Acapulco, Guerrero, se preparan para recibir visitantes pese a las secuelas dejadas por fenómenos naturales como los huracanes Otis, John, Erick y el mar de fondo. En especial, la playa Revolcadero, ubicada en la zona Diamante, continúa severamente afectada.

En esta emblemática playa, el acceso principal permanece destruido desde el paso del huracán John hace casi dos años. A la fecha, se han perdido 18 restaurantes y más de 180 locales comerciales, lo que ha dejado sin sustento a unas 800 familias.

Julián Godoy, restaurantero con cinco décadas en el lugar, denuncia abandono por parte de las autoridades y relata cómo el mar ha reducido la zona de playa, lo que limita su capacidad para recibir comensales. Aunque Fonatur se ha comprometido a rehabilitar la infraestructura, aún no hay fechas concretas para el inicio de obras.

Jesús Campos García, vendedor de artesanías, comparte una realidad similar: después de tres décadas en la playa, admite que atraviesan los años más difíciles y que su única alternativa es endeudarse para reactivar su negocio. La incertidumbre aumenta con la posibilidad de lluvias y más oleaje.

Pese a todo, las autoridades turísticas del estado prevén la llegada de 1,1 millones de turistas a Guerrero durante el verano, con una ocupación hotelera promedio de 67,17 % y una derrama económica estimada en 9.995 millones de pesos. Para Acapulco, se esperan 750 mil visitantes y un ingreso de más de 5.900 millones de pesos.

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