EFE / Pasó de ser el carruaje favorito del emperador Francisco José a usarse como carro en una granja. Durante casi un siglo pasó desapercibido, hasta que hace dos años fue redescubierto y sometido a un proceso de restauración que acaba de culminar con su presentación al público en el Museo Imperial de Carruajes de Viena.

La ‘Leib-Victoria’ (‘calesa personal’) era el medio diario de transporte favorito de Francisco José, emperador de Austria y rey de Hungría y rey de Bohemia hasta su muerte en 1916.

Es un carruaje descapotable verde oscuro tirado por dos caballos y sin puertas. De aspecto anodino, sus únicos elementos destacables eran las ruedas pintadas en dorado y las coronas imperiales que lo distinguían del resto de vehículos que circulaban por la capital.

Justo ese aspecto poco ostentoso fue lo que lo hizo pasar desapercibido durante décadas.

El favorito del emperador

“Sabemos que era su carruaje preferido porque no tenemos tantas representaciones de otros vehículos”, explica a EFE la directora del Museo Imperial de Carruajes, Monika Kurzel.

La ‘Leib-Victoria’ aparece en numerosas fotografías que se conservan del emperador, además de en una pintura que muestra a Francisco José y el rey de Serbia montados en él, y que forman parte de la exposición ‘¡Victoria! Un carruaje de corte y su original historia’, que se puede visitar hasta el próximo 4 de mayo.

Para el Museo es un objeto especial, pues es el único de los 70 modelos de la ‘Leib-Victoria’ que ha sobrevivido.

“Siempre que hacía buen tiempo el emperador utilizaba este tipo de carruaje, por lo que era una imagen popular ver al emperador en él paseando por Viena”, detalla Kurzel.

Olvidado en una granja

¿Pero qué pasó con el resto de modelos de la ‘Leib-Victoria’? Tras el fin de la I Guerra Mundial en 1918, la caída del Imperio Austro-Húngaro y la proclamación de la República de Austria, la corte se disolvió y en 1922 se cerraron los establos imperiales.

Los carruajes que tenían relevancia histórica se llevaron al Museo Imperial de Carruajes, pero la mayoría de las ‘Leib-Victoria’, al considerarse un modelo moderno, se vendieron a personas privadas.

Algunos se donaron a ministerios y este en concreto fue a parar a una granja del Ministerio de Agricultura en Alta Austria, donde se utilizó para dar cursos de cómo conducir un carruaje.

Cuando la granja se privatizó en la década de 1990, los nuevos dueños ofrecieron varios carruajes al Museo.

“Estaban en muy mal estado, pero descubrimos que algunos de ellos, a pesar de haber sido repintados, mantenían sus símbolos imperiales y este era el caso del carruaje favorito del emperador”, relata Kurzel.

Al conocer el verdadero gran valor de los carruajes, la empresa que había comprado la granja intentó quedárselos.

“Tuve que ir al archivo y encontré los documentos que demostraban que eran carruajes de la corte y, por tanto, pertenecían a nuestra colección”, explica la directora del museo.

Un hallazgo inesperado

Pero el difícil camino de la ‘Leib-Victoria’ hacia su recuperado esplendor se topó con otro problema. Durante veinte años, la falta de presupuesto impidió que se iniciara su difícil restauración.

Sin embargo, la espera mereció la pena: el resultado de la restauración es “impresionante”, afirma Kurzel.

“No esperábamos que debajo de todas las capas de pintura, suciedad y óxido saliera a la luz la hermosa superficie original”, admite la directora del Museo.

Los restauradores, en un proceso que duró dos años, quitaron una a una las capas de pintura anteriores y descubrieron un escudo imperial con un águila bicéfala y un vellón dorado que no habían visto hasta entonces.

El equipo comenzó a buscar fotografías de otros carruajes y descubrieron que antes de 1900 todos los de la corte tenían este escudo de armas, por lo que la conclusión de la directora es que a partir de ese año la corte “cambió su identidad corporativa”.

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