El funeral del senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay, asesinado dos meses después de sobrevivir a un atentado, se convirtió este miércoles en un reflejo del hartazgo social ante la violencia, pero también de las profundas divisiones políticas que enfrenta el país.

Uribe Turbay, de 39 años y miembro del partido de derecha Centro Democrático, fue despedido en dos ceremonias solemnes: una en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional y otra en la Catedral Primada de Bogotá. El acto reunió a figuras de la política nacional, líderes de la oposición y representantes del Gobierno de Estados Unidos, entre ellos el subsecretario de Estado Christopher Landau y el senador republicano Bernie Moreno.

En los discursos, se exigió justicia y se llamó a frenar la violencia política de cara a las elecciones legislativas y presidenciales de 2026. Sin embargo, el tono se tensó con el mensaje del expresidente Álvaro Uribe, quien acusó al presidente Gustavo Petro de “instigar” el asesinato. “Asesinaron a Miguel con la instigación de la venganza inducida por el presidente de la República”, afirmó en un discurso leído en el Capitolio.

Uribe, condenado este mes a 12 años de prisión domiciliaria por fraude procesal y soborno, también criticó a Petro por acusar al abuelo del senador, el expresidente Julio César Turbay (1978-1982), de torturas durante su gobierno.

Petro respondió en X acusando al exmandatario de estar “lleno de veneno” y de desconocer el genocidio contra el partido de izquierda Unión Patriótica (UP), que dejó al menos 5 mil 733 víctimas entre asesinatos y desapariciones, según la Jurisdicción Especial para la Paz.

Durante la misa en la catedral, el padre del senador, Miguel Uribe Londoño, responsabilizó a sectores específicos de la violencia y llamó a un cambio en 2026: “Las balas callaron a Miguel, pero no podrán callar la voz de millones de colombianos pidiendo un país sin violencia”.

El presidente del Senado, Lidio García, exhortó a “bajar el tono” de la confrontación política y a “desterrar la agresión del debate”. Por decisión de la familia, ni Petro ni su gabinete asistieron al funeral para evitar confrontaciones.

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