EFE / Ángel, heroína, feminista o rebelde son algunos de los calificativos utilizados en la nueva exposición sobre Florence Nightingale en la localidad inglesa de Cromford, donde se busca profundizar en su persona más allá de ‘la mujer de la lámpara’.

Reducida a este apodo por la característica lámpara de la que iba acompañada mientras cuidaba a los soldados heridos en la guerra de Crimea, Nightingale luchó contra los estereotipos tanto de las mujeres como de la enfermería en su época.

Y lo sigue haciendo en la actualidad, más de un siglo después de su muerte, cuando situaciones, como la pandemia de covid, ponen en relieve la importancia del sector de la enfermería y los cuidados.

Más allá de una idea

Justo en el lugar donde se puso en marcha una máquina hiladora potenciada por el molino de agua, uno de los inventos que inició la industria de fabricación moderna, y en una ubicación considerada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, se encuentra una pequeña sala que habla de la idea de Nightingale en el imaginario colectivo.

En este emplazamiento, cercano al lugar en el que la fundadora de la enfermería moderna pasó los primeros años de su vida, se llama a la reflexión sobre el recuerdo que dejan figuras relevantes de la historia y cómo varía el concepto que se tiene de ellas a lo largo del tiempo.

Como expuso a EFE Elizabeth Woledge, responsable de relaciones en Cromford Mills, esta exposición llena de interacciones con el público reta a los asistentes a pensar “cómo la historia nos lleva a pensar de determinadas maneras en la gente”.

“En lugar de encasillar y estereotipar a Florence Nightingale como una especie de heroína simbólica, desafía esta representación y reflexiona sobre lo que esto significa y cómo esta imagen ha sido creada a lo largo de la historia”, manifestó.

Según Woledge, Nightingale es, para mucha gente, un sinónimo de una mujer fuerte: “Una mujer que fue capaz de hacerse oír en un momento extremadamente difícil y desafiante, y de esa forma puede ser inspiradora para nosotras”.

Enfermera, estadística, diseñadora…

Aunque Nightingale es conocida por el apodo de “la mujer de la lámpara” tras su experiencia en la guerra, ser enfermera solo supuso una pequeña parte de su carrera, defendió Katie Edwards, responsable del museo de Florence Nightingale en Londres.

“Su legado va más allá: fue la primera mujer miembro de la Sociedad Real de Estadística, fue capaz de usar los datos que producía para generar cambios y para hacer campaña por las causas en las que creía”, enumeró Edwards en declaraciones a EFE.

Si bien reconoció que uno de sus principales logros fue la mejora del cuidado hospitalario, Nightingale lo abordó desde numerosas perspectivas, como variando el diseño de las habitaciones o analizando datos para sacar conclusiones.

De hecho, además de que su nacimiento –el 12 de mayo de 1820– se ha establecido como el Día Internacional de las Enfermeras en su honor, también es reconocida por usar la estadística para mejorar las condiciones sanitarias de los hospitales de campaña, lo que redujo la mortalidad de los soldados del 40 al 2 %.

Creadora de la enfermería moderna

Florence Nightingale nació en la ciudad italiana de Florencia, de la que recibe su nombre, en 1820.

De padres ingleses pertenecientes a la clase acomodada de la época, Nightingale rompió con las expectativas existentes sobre la mujer entonces, que se limitaban a que esta tuviera un buen matrimonio y creara una familia, para dedicarse a la enfermería.

Fue una llamada de Dios, según dijo la propia Nightingale, la que le llamó al oficio de los cuidados, al cual dedicaría toda su vida.

En ese proceso, se convirtió en la fundadora de la enfermería moderna, al rediseñar los hospitales y hacerlos más limpios y seguros para los enfermos.

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