Europa enfrenta una encrucijada histórica. Atrapada entre el estancamiento económico, la fragilidad política interna y un panorama internacional cada vez más hostil, el continente se encuentra en una posición vulnerable que podría marcar el fin de su dominio global. Así lo argumenta Jorge Dezcallar de Mazarredo, embajador y exdirector de los servicios de inteligencia españoles, en su libro “El fin de una era. Ucrania: la guerra que lo acelera todo”.

Dezcallar señala que la invasión rusa de Ucrania no solo ha desatado una crisis humanitaria y política, sino que también simboliza un cambio profundo en el orden geopolítico establecido tras la Segunda Guerra Mundial. “Occidente pierde fuerza mientras el sur global gana peso”, afirma el diplomático, destacando que la guerra en Ucrania actúa como catalizador de un cambio de era que desplaza el poder del Atlántico hacia el Indo-Pacífico.


Los Retos Económicos de Europa

El panorama económico del continente no es menos sombrío. Para 2024, se prevé un crecimiento del PIB de apenas un 0,9%, dejando a Europa rezagada frente a otras regiones. La pérdida de competitividad, la dependencia de actores externos en energía y comercio, y el envejecimiento demográfico son factores que agravan la situación. Con solo el 6% de la población mundial, Europa mantiene el 50% del gasto social global, un modelo que Dezcallar considera insostenible a largo plazo.

“Tenemos la mejor sanidad, educación y carreteras del mundo, pero mantener eso es carísimo”, explica el diplomático. Este desequilibrio económico, sumado a la fragmentación política y la falta de una política exterior común, pone en duda la capacidad del continente para mantener su posición en un mundo dominado por potencias emergentes como China e India.


La Dependencia Estratégica y sus Consecuencias

Uno de los errores estratégicos más críticos de Europa, según Dezcallar, ha sido confiar su seguridad a Estados Unidos, su energía a Rusia y su comercio a China. Este triángulo de dependencias ha dejado al continente en una posición vulnerable frente a las crisis globales.

En el ámbito de la defensa, aunque Europa gasta más que China en términos absolutos, su falta de integración militar debilita su capacidad de respuesta. “Las balas belgas no entran en los fusiles checos, y los tanques franceses no son compatibles con los alemanes”, señala Dezcallar, subrayando la urgente necesidad de una industria militar unificada y eficiente.


La Amenaza de Donald Trump

El posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca añade incertidumbre al futuro europeo. Su política proteccionista, marcada por amenazas de aranceles a las exportaciones europeas, podría desencadenar una guerra comercial que dañaría aún más la economía del continente. Además, su escepticismo hacia la Unión Europea y el calentamiento global podría colocar a Europa en una posición de desventaja competitiva frente a Estados Unidos.

Según Dezcallar, la postura de Trump podría, paradójicamente, servir como un llamado de atención para que Europa acelere las reformas necesarias. “Quizás la llegada de Trump sea el estímulo que Europa necesita para tomar las decisiones que sabe que debe tomar: más unión, más integración, más Europa”.


La Decadencia y el Futuro de Europa

La narrativa de decadencia de Europa está vinculada a una pérdida de influencia global que amenaza también su nivel de vida. Si bien la guerra en Ucrania ha unido temporalmente a los países europeos, las divisiones internas y los desafíos estructurales persisten.

Dezcallar advierte que sin una integración más profunda, Europa se arriesga a quedar marginada en un mundo donde el poder se concentra cada vez más en el Indo-Pacífico. “Cuanto menos Europa haya, menos influencia mundial tendremos y más rápido se acelerará nuestra decadencia”, sentencia.

El camino hacia el futuro pasa por la integración, la diversificación económica, y una visión estratégica unificada. El destino de Europa dependerá de su capacidad para adaptarse y reinventarse en un contexto global cada vez más competitivo y multipolar.

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