El presidente ruso, Vladímir Putin, tiene un problema en la retaguardia mucho más grave que la escasez de soldados. Son las esposas de los cientos de miles de reservistas que combaten en Ucrania, que se han unido en un movimiento popular para demandar al Kremlin el fin de la movilización indefinida.

“Aspirar a una vida normal es algo arriesgado en nuestra realidad actual, pero el riesgo de que mi marido muera es un millón de veces mayor de que yo reciba una multa. La elección es evidente”, comentó a EFE una de esas mujeres en condición de anonimato.

El movimiento “Camino a casa” envió hace una semanas un manifiesto a Putin en el que exige el inmediato retorno a casa de sus maridos, que fueron movilizados en septiembre de 2022 por decreto presidencial.

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