Este domingo 26 de octubre, Argentina celebra elecciones legislativas de medio término que definirán no solo la composición del Congreso, sino también la capacidad del gobierno de Javier Milei para avanzar con su agenda económica y reformas pendientes.
El oficialismo enfrenta varios desafíos: la alta volatilidad del dólar, la amenaza de devaluación del peso y el riesgo de regresar a una inflación mensual de dos dígitos, además de la necesidad de conseguir suficiente representación legislativa tras la derrota en septiembre en la Provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país.
Actualmente, Libertad Avanza, el partido de Milei, cuenta con 44 diputados de 257 y 6 senadores de 72. Para evitar que sus decretos sean vetados, necesita al menos un tercio de cada cámara, lo que obliga a buscar alianzas. La derrota en Buenos Aires y escándalos vinculados a su entorno, incluyendo investigaciones sobre su hermana y la estafa Libra$, complican aún más sus perspectivas.
El interés internacional también está presente. Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, sigue de cerca la contienda. Tras la derrota bonaerense, Trump advirtió que si Milei pierde, “no vamos a ser generosos con Argentina”. La estabilidad de Argentina es estratégica para Washington por recursos como uranio, litio y tierras raras, así como por cuestiones geopolíticas y de seguridad regional.
Más allá del número de votos, lo que marcará la diferencia será la capacidad del gobierno para negociar con otros partidos, mantener la estabilidad económica y avanzar en reformas tributarias, laborales y previsionales. La elección de este domingo será, en esencia, la prueba más importante de Milei desde que asumió la presidencia.

 
			


