Tras ocho años de reformas, el icónico Waldorf Astoria de Nueva York volvió a abrir sus puertas con interiores renovados por Pierre-Yves Rochon y elementos históricos recuperados, como murales originales, el reloj del vestíbulo de 1893 y el piano de Cole Porter.

Fundado en 1893 y trasladado a Park Avenue en 1931, el hotel marcó un antes y un después en la hostelería moderna: introdujo el servicio a la habitación, popularizó la alta cocina con platos como los huevos benedictinos y la ensalada Waldorf, y fue sede de la ONU durante su instalación en Nueva York.

La reapertura incluye el regreso del legendario Peacock Alley y un nuevo restaurante, Lex Yard, que homenajea la vía de tren secreta bajo el edificio. El número de habitaciones se redujo a 375, con espacios que superan los 53 m² en promedio, consolidando su lugar como uno de los hoteles más lujosos de la ciudad.

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