Imagina que el fruto de años de trabajo, tu sustento, es tomado sin permiso. Ahora imagina que quien lo tomó lo usa para construir un negocio multimillonario, generando productos a una velocidad imposible de igualar y que compiten directamente contigo. Este es el escenario que enfrentan creadores y periodistas en la era de la inteligencia artificial (IA).
Los desarrolladores de IA están extrayendo contenido de Internet sin autorización: música, películas, libros, fotografías, artículos, código, y más. Ignoran leyes y condiciones de uso que protegen la propiedad intelectual en su afán por dominar el mercado. Lo recolectado se usa para entrenar algoritmos capaces de generar contenido que imita, deriva o incluso replica el trabajo original, saturando el mercado con productos que compiten directamente con los creadores humanos.
Esto viola leyes internacionales de propiedad intelectual y amenaza industrias enteras. Sin embargo, la velocidad del desarrollo tecnológico y la falta de regulaciones específicas han permitido que este comportamiento continúe sin control.
Frente a este panorama, más de 180 organizaciones de 36 países han respaldado los principios de la Human Artistry Campaign, que busca regular el uso de IA y proteger a los creadores. Estos principios exigen transparencia, licencias para usar obras protegidas y prácticas responsables en el desarrollo de IA.
A pesar de múltiples demandas legales, los desarrolladores de IA están jugando una estrategia de dilación: ganar tiempo mientras integran la tecnología en todos los aspectos del mercado, dejando las consecuencias para el futuro. Esto pone en riesgo la inversión en arte, la calidad del periodismo y miles de empleos creativos.
Más de 10,000 creadores han firmado una carta abierta exigiendo que se detenga el uso no autorizado de obras para entrenar IA generativa. Ahora, los legisladores tienen la responsabilidad de actuar. Es urgente proteger a los creadores, garantizar su sustento y preservar la calidad y diversidad de las industrias creativas y del periodismo.
El tiempo corre. Nuestra sociedad necesita leyes que mantengan el equilibrio entre innovación tecnológica y justicia para quienes construyen el contenido que consumimos.