La caída del príncipe Andrés del Reino Unido, hermano del rey Carlos III, continúa profundizándose tras revelarse que habría intentado utilizar a la Policía Metropolitana de Londres para obtener información personal y difamar a Virginia Giuffre, la mujer que lo acusó de abuso sexual cuando era menor de edad y víctima del magnate estadounidense Jeffrey Epstein.
Según informaron este domingo varios medios británicos, el duque de York —quien renunció a casi todos sus títulos y honores reales el viernes pasado— pidió en 2011 a un agente de la Policía y guardaespaldas de su servicio de protección que indagara el pasado de Giuffre, proporcionándole su fecha de nacimiento y número de seguridad social. La Metropolitan Police confirmó que “examina activamente” las acusaciones sobre el presunto uso indebido del cuerpo policial.
El Mail on Sunday y The Sunday Telegraph coincidieron en que el príncipe habría intentado “sacar los trapos sucios” de Giuffre para desacreditarla públicamente, en un intento por limpiar su imagen cuando las acusaciones comenzaron a tomar fuerza.
En un correo electrónico citado por el Mail, Andrés informó al entonces subsecretario de prensa de la reina Isabel II que había pedido información a su escolta, afirmando que Giuffre tenía antecedentes penales en Estados Unidos, algo que su familia niega categóricamente.
El desmoronamiento de un príncipe
El escándalo llega apenas días después de que Andrés anunciara por escrito su renuncia a los títulos reales “para no perjudicar a su familia”, aunque diversas fuentes señalan que fue una decisión forzada por el propio rey Carlos III. La presión pública se ha intensificado: sectores políticos y mediáticos exigen que se le retire incluso el título de príncipe y se le desaloje del Royal Lodge, su residencia en los terrenos del castillo de Windsor.
El Sunday Times reportó que el príncipe Guillermo, heredero al trono, está “profundamente insatisfecho” con la gestión del caso y apoya medidas más drásticas, incluyendo excluir a su tío de ceremonias oficiales y actos familiares.
Historiadores y analistas británicos comparan su situación con la del rey Eduardo VIII, quien abdicó en 1936 tras su relación con Wallis Simpson. “Desde entonces, ningún miembro de los Windsor ha sido tan tóxico para la monarquía como el príncipe Andrés”, afirmó el historiador Andrew Lownie, autor del libro Entitled: The Rise and Fall of the House of York.
Un pasado que no se borra
El nombre de Andrés quedó marcado desde su entrevista de 2019 con la BBC, donde intentó —sin éxito— desvincularse de Epstein y de las acusaciones de abuso. En 2022, alcanzó un acuerdo extrajudicial millonario con Giuffre sin admitir culpabilidad, pero la mancha pública se mantuvo.
El escándalo se reavivó tras la difusión de extractos del libro póstumo de Giuffre, Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice, que detalla encuentros con el príncipe en Londres, Nueva York y la isla privada de Epstein, cuando ella era menor de edad.
La publicación completa del libro, prevista para este martes, promete nuevas revelaciones que podrían sellar el destino definitivo del hijo predilecto de la difunta Isabel II.






