Imagina un libro tan poderoso que, de no haberse perdido, la historia de la humanidad habría avanzado cientos de años. Un manuscrito que contenía las ideas de una de las mentes más brillantes de todos los tiempos y que desapareció por más de dos milenios. Esa es la historia del Palimpsesto de Arquímedes, el texto que casi condena al olvido el genio de quien fue, probablemente, el matemático más extraordinario que ha existido.

Todo comenzó en Siracusa, en el año 287 a.C., cuando nació Arquímedes, el hombre que gritó “¡Eureka!” al descubrir cómo resolver el misterio de la corona del rey. No sólo era inventor y consejero militar, también revolucionó las matemáticas: calculó un valor para π con una precisión asombrosa, ideó formas de medir el volumen de figuras curvas y hasta se atrevió a contar la cantidad de granos de arena que cabrían en el universo.

Pero tras su asesinato, en 212 a.C., sus textos fueron copiados y recopiados hasta que, siglos después, un monje medieval los raspó para escribir encima un libro de oraciones. Aquella decisión, fruto de la escasez de pergaminos, ocultó por siglos descubrimientos que habrían cambiado para siempre la historia de la ciencia.

El manuscrito reapareció en 1906, en una biblioteca de Constantinopla, donde el filólogo danés Johan Heiberg lo fotografió y comenzó a descifrarlo. Lo que encontró fue asombroso: “El Método”, un texto en el que Arquímedes revela no sólo sus resultados, sino la forma en que pensaba. Allí describía un enfoque matemático tan avanzado que lo coloca, en la práctica, a las puertas del cálculo moderno… ¡mil ochocientos años antes de que Newton y Leibniz lo inventaran!

El Palimpsesto volvió a perderse durante la Primera Guerra Mundial y reapareció hasta los años noventa, cuando fue comprado por un coleccionista privado que lo puso en manos de expertos. Gracias a técnicas de imagen multiespectral y rayos X, se revelaron siete tratados completos de Arquímedes, además de textos de Aristóteles e Hiperides.

Hoy sabemos que este libro oculto contenía los primeros pasos hacia el cálculo infinitesimal y la matemática de las combinaciones, base de la probabilidad. En palabras del profesor Chris Rorres, “si el mundo hubiera tenido acceso a este conocimiento en el Renacimiento, la marea del saber habría subido varios siglos antes”.

En otras palabras, nuestro presente tecnológico pudo haber llegado mucho antes. Quizá la revolución industrial, la exploración espacial o el internet podrían haberse adelantado siglos. Pero, aunque se perdió por generaciones, el genio de Arquímedes sigue iluminando el camino del conocimiento.

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