El Centro de Detención Metropolitano (MDC) de Brooklyn, Nueva York, ha sido denominado como “el infierno en la tierra” debido a sus extremas y precarias condiciones de vida, y ha albergado en sus cárceles a numerosos presos de alto perfil. Aunque no existe cárcel que sea un paraíso, el MDC destaca por su historia de violencia, insalubridad y hacinamiento, convirtiéndose en uno de los centros penitenciarios más temidos de Estados Unidos.
Desde su apertura en los años 90 para enfrentar el sobrepoblamiento en las prisiones de Nueva York, el MDC ha sido escenario de reclusiones de figuras como el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, el exsecretario de Seguridad Pública de México Genaro García Luna —actualmente en prisión— y el capo del Cártel de Sinaloa, “El Mayo” Zambada. También han pasado por sus instalaciones otros personajes como el famoso rapero Sean “Diddy” Combs, el empresario chino Guo Wengui y narcotraficantes como Vicente Carrillo Fuentes y Rafael Caro Quintero.
Condiciones de vida y violencia interna
El centro, que actualmente alberga a aproximadamente 1,218 reclusos, enfrenta acusaciones constantes de condiciones inhumanas. Internos en la Unida de Vivienda Especial, donde son alojados los presos de alto perfil, enfrentan espacios de apenas 1 por 1.5 metros para moverse. Las condiciones se agravaron con múltiples cortes de energía, entre ellos uno prolongado en 2019 que dejó a los reclusos en condiciones de frío extremo durante una semana, y otros problemas de infraestructura que derivaron en demandas y millonarias compensaciones.
La violencia interna también aflige al centro. Entre junio y julio del 2024, al menos dos reclusos perdieron la vida en enfrentamientos violentos, incluyendo apuñalamientos y peleas que muestran un panorama de caos y desinterés por la seguridad de los internos.
Denuncias y respuestas institucionales
Varias voces internas y externas han denunciado el estado de abandono en el que se encuentran los reclusos. Genaro García Luna, en una carta divulgada antes de su sentencia a 38 años de prisión, detalló las condiciones infrahumanas que sufrió durante casi cinco años en el MDC, donde presenció homicidios, amenazas y segregación arbitraria. “He estado detenido en condiciones infrahumanas”, afirmó, describiendo un ambiente de constante peligro.
La Oficina Federal de Prisiones, por su parte, afirma que trabaja en solucionar los desafíos detectados, nombrando un Equipo de Acción Urgente para revisar y mejorar las condiciones en el centro. Sin embargo, los informes y testimonios continúan señalando una realidad marcada por el hacinamiento, la violencia y la inestabilidad.
Una prisión que aún alberga personajes de gran relevancia
A pesar de las críticas, el MDC sigue siendo uno de los principales centros de detención en EE.UU., con internos que, por su perfil criminal, están sometidos a estrictas medidas de seguridad. Sean “Diddy” Combs, detenido en 2024 por cargos relacionados con crimen organizado y tráfico sexual, continúa en la Unidad de Vivienda Especial tras su juicio.
Mientras tanto, figuras como “El Mayo” Zambada y altos narcotraficantes mexicanos, como Vicente Carrillo Fuentes y Rafael Caro Quintero, permanecen en sus instalaciones, enfrentando procesos judiciales por delitos de narcotráfico, asesinato y lavado de dinero. La presencia de personajes tan notorios subraya la importancia y el protagonismo que aún tienen estas instalaciones en el sistema penitenciario de EE.UU.
Perspectiva y desafíos futuros
El MDC refleja los múltiples desafíos del sistema penitenciario estadounidense: sobrepoblación, violencia, condiciones insalubres y fallas en el mantenimiento y la gestión. Aunque las autoridades afirman estar en proceso de mejorar, la historia reciente y los testimonios continúan evidenciando una realidad que muchos han calificado como un “infierno en la tierra”.
Para una verdadera transformación, será necesario que las instituciones públicas y el sistema judicial afronten de manera integral estos problemas y trabajen en garantizar condiciones humanas y seguras para todos los internos, sin importar su estatus o perfil criminal.