La Amanita phalloides, conocida como el hongo de la muerte, está extendiéndose por Estados Unidos, Canadá y Australia, generando preocupaciones sobre su letalidad. Este hongo, responsable del 90% de las muertes relacionadas con setas, según un estudio australiano de 2021, ha cobrado notoriedad después de tres muertes en Australia por su ingesta.

Originario del Reino Unido e Irlanda, el hongo ha viajado involuntariamente en el último siglo, llegando a Australia, Nueva Zelanda y Norteamérica. Desde su aparición en la costa oeste de Estados Unidos, ha avanzado rápidamente por California y hasta la Columbia Británica en Canadá, desencadenando preguntas sobre su propagación y los efectos en su entorno.

Esta seta letal, científicamente llamada Amanita phalloides, presenta un desafío para la identificación, ya que puede ser confundida con variedades comestibles. Sin embargo, a diferencia de las setas seguras, contiene amatoxinas que dañan el hígado y los riñones, pudiendo causar la muerte.

Expertos como Milton Drott del Departamento de Agricultura de EE. UU. destacan la dificultad de estudiar este hongo en laboratorio debido a sus condiciones específicas de crecimiento y la complejidad de secuenciar su ADN. A pesar de su peligrosidad, estos hongos micorrícicos benefician a árboles y plantas al formar relaciones mutuamente beneficiosas.

El misterioso movimiento del hongo por todo el mundo ha desconcertado a los científicos, quienes especulan sobre su llegada a California en la década de 1930. Anne Pringle, micóloga de la Universidad de Wisconsin-Madison, señala la dificultad para determinar cómo y por qué el hongo se ha propagado, y su impacto en los ecosistemas locales sigue siendo un enigma.

La detección de este hongo peligroso requiere vigilancia, ya que su aspecto no delata su toxicidad y sus toxinas son resistentes al calor, no descomponiéndose al cocinarlas. Científicos y autoridades hacen hincapié en la importancia de la concienciación y la precaución al recolectar setas para evitar riesgos mortales.

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