Bajo presión de sus propios simpatizantes, el gobierno del expresidente Donald Trump pidió a un tribunal federal que desclasifique documentos secretos del caso Jeffrey Epstein, con la esperanza de resolver una crisis política marcada por promesas incumplidas de transparencia.
La solicitud se centra en las transcripciones del jurado investigador, pese a que los tribunales suelen ser reacios a liberar este tipo de materiales, reservados para proteger a testigos y personas no acusadas. Aun si se publicaran, difícilmente satisfarían a los críticos, quienes exigen que se liberen miles de páginas adicionales que el Departamento de Justicia aún mantiene ocultas.
El movimiento surge tras una publicación del Wall Street Journal que reveló una carta de contenido sexual que presuntamente vinculaba a Trump con Epstein, lo que el expresidente negó categóricamente. Poco después, ordenó a la secretaria de Justicia, Pam Bondi, que solicitara la desclasificación total de los testimonios.
A pesar del gesto, el Departamento de Justicia ya había determinado que divulgar más pruebas no era “apropiado ni justificado”, y ha evitado explicar por qué no puede liberar más archivos. Bondi, por su parte, ha evitado responder preguntas sobre el tema.
Mientras tanto, el Congreso podría votar una resolución no vinculante promovida por republicanos que exige más transparencia, aunque sin fuerza legal. Un grupo de demócratas, con apoyo de algunos republicanos, impulsa una legislación formal para obligar al Departamento de Justicia a divulgar más información.






