EFE / Pese al fin de la colonia española en Latinoamérica en el siglo XIX, la conquista de los pueblos persiste y se ha perpetuado hacia un “genocidio infinito”, lo que buscó explorar la argentina Gabriela Cabezón en su libro ‘Las niñas del naranjel’, según dijo la autora a EFE.
“Con esta novela, entre otras cosas, buscaba explorar todo ese genocidio infinito que fue la conquista, el cual sigue y, además, saber cómo funciona y por qué no se acabó con la colonia”, explicó en la escritora.
Cabezón señaló que, a su parecer, la conquista no terminó cuando los insurgentes expulsaron a España y nacieron los Estados latinoamericanos pues sólo apareció una nueva forma de ser “una colonia”.
“Entonces los movimientos populares intentaron romper con eso muchas veces y, actualmente, tenemos que seguir en esa lucha, somos el continente más desigual, en el que el exterminio de los pueblos originarios parece como si mataran moscas, somos el continente del saqueo, destrozan nuestra tierra, envenenan nuestra agua”, lamentó.
‘Las niñas del naranjel’ recupera la autobiografía de una mujer que en el año 1600 se escapó de un convento, se volvió hombre y vino a América a ser soldado conquistador.
La ficción ubica a Catalina (o Antonio) de Erauso en la selva misionera.
Con su relato se entrelaza la historia de la conquista y de un genocidio que nunca se reparó, se reitera y estalla como crisis ecológica.
Para la también ambientalista, abordar estos temas en la literatura es imaginar “una realidad distinta” y abstraerse de uno mismo.
“Nos aleja de lo inmediato, pero de un modo que hace que volvamos a lo inmediato con la cabeza más abierta y más dispuestos a aceptar que no hay un solo modo de pensar”, aseveró.