El Consejo de Seguridad tratará a partir de este lunes la cuestión del reconocimiento de Palestina como estado miembro (y no mero observador) de Naciones Unidas, un proceso que podría dilatarse varias semanas.
En su sesión de la mañana, y a puerta cerrada, el Consejo tiene programado el tema “Admisión de nuevos miembros”, y a continuación, al mediodía, habrá otra sesión abierta sobre la cuestión con la lectura de una carta de António Guterres.
La carta, fechada el pasado miércoles y dirigida al presidente del Consejo -que en este mes es Malta-, no es sino un reenvío formal de la que el día anterior fue entregada a Guterres por el representante de Palestina ante la ONU, Riyad Mansour, solicitando la plena membresía.
Según los reglamentos de la ONU, el Consejo debe crear un comité formado por todos sus miembros (quince) que estudia el caso y entrega un informe de vuelta; en caso de que el comité lo apruebe, la petición llega a la Asamblea General, que la vota, y regresa por último al Consejo que da su último visto bueno.
Para que la petición de Palestina llegue a buen puerto, se necesita que nueve de los quince miembros la apoyen, y que ninguno de los permanentes la vete.
En la actual coyuntura, parece factible que la petición palestina reúna nueve votos: los de Rusia y China, más los países africanos y latinoamericanos, e incluso de algunos europeos que ya reconocen el estado palestino, como Malta y Eslovenia (queda por ver la postura de Japón y Corea).
Sin embargo, los analistas ven muy probable que Estados Unidos use en algún momento su derecho de veto, que en los seis meses de guerra en Gaza ya ha utilizado en tres ocasiones en favor de su aliado Israel.
Las distancias que últimamente ha marcado la administración de Joe Biden con Israel no parece que vayan a afectar al sentido de su voto, pues en caso de hacerlo, Palestina lograría una victoria diplomática de carácter histórico.