La historia del surgimiento de los museos de antropología en el mundo, su pertinencia y sus retos fueron los temas centrales de una conferencia impartida en el Museo Nacional de Antropología (MNA), por el investigador sudafricano Adam Kuper, quien consideró que hay una crisis y una problemática internacional sobre temas como quién y sobre qué se debe hablar en este tipo de recintos, así como un debate sobre el tipo de tecnología que utilizan para complementar o construir su discurso.
Con la ponencia La crisis en los museos de antropología, el 16 de octubre de 2024, concluyó el ciclo de conferencias organizadas por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del MNA, con motivo del 60 aniversario del repositorio, refirió el titular del recinto, Antonio Saborit García Peña en su intervención.
En su exposición, el antropólogo Adam Kuper apuntó que hace 40 años había 23,000 museos en el mundo, mientras que en la actualidad existen 55,000, “una cantidad nunca antes vista que nos habla de su popularidad”.
A partir del siglo XIX, explicó, en Francia surgió gran interés por la egiptología, lo cual contribuyó a la producción de diferentes obras de arte relacionadas con el país africano, las cuales se distribuían en diferentes museos franceses, sin una directriz específica, lo que generó la necesidad de crear un comité que se dedicara a clasificar estos y otros objetos provenientes de lo que denominaron “lugares lejanos”.
“El científico francés Edme François Jomard (1777-1862) clasificó dichos objetos, y se dieron cuenta de que no existía un espacio para exhibir tal variedad de materiales”, por lo que se determinó establecer un repositorio dedicado a documentar las costumbres y prácticas pasadas de las personas que vivían en otras latitudes, así comenzó la colección de arte antiguo”, refirió el ponente.
La época dorada vino con la colonización europea en el oeste de África y en el pacífico en 1880, mientras que, en Estados Unidos el auge se presentó después de la Guerra Civil (1861-1865).
“Estos nuevos museos exhibían instrumentos musicales, obras de arte, manuales, objetos pertenecientes a misionarios y eruditos, entre otros; fueron populares al final del siglo XIX”, repasó Adam Kuper al explicar que fue hasta la década de 1960 que tuvieron que enfrentarse a una nueva crisis: la época de descolonización en África y Asia.
Durante ese periodo, agregó, comenzaron a surgir las políticas identitarias y los movimientos de los pueblos originarios en América, por lo cual, los curadores de materiales prehistóricos y etnográficos tuvieron discusiones sobre temáticas relacionadas con la raza, el colonialismo y la apropiación cultural, lo que derivó en la pérdida de autoridad de los espacios museísticos.
La crisis avanzó al poner el foco sobre los repositorios de bienes robados y las personas involucradas en dichas adquisiciones, aseveró el antropólogo tras indicar que esto dio lugar, primero, a la creación de museos y salas del llamado arte primitivo y, más adelante, a espacios de identidad.
En la actualidad, los grandes museos, como el MNA, buscan reimaginar y repensar los repositorios para un mundo contemporáneo, dijo al considerar que su mayor reto es integrar esos objetos en la historia nacional, “lo cual solo es posible en países como México, por ejemplo”.
El discurso museográfico, subrayó, debe contar las diferentes etapas del desarrollo del país, las cuales incluyen el colonialismo, el poscolonialismo y el surgimiento del indigenismo.
En su opinión, los museos contemporáneos deben ser cosmopolitas, con la intención de mostrar el mundo actual, el cual interactúa a través de una conexión internacional y transversal, gracias a la tecnología.
“El museo cosmopolita nos permitirá vernos en los otros y ver a los otros en nosotros mismos”, concluyó el antropólogo.