La dirigente de la Iglesia protestante alemana Annette Kurschus, sospechosa de encubrir abusos sexuales, anunció el lunes su dimisión “para evitar daños” a la institución.

Según el diario alemán Siegener Zeitung, Kurschus habría sido informada en los años 1990 de acusaciones de abuso formuladas contra un antiguo compañero en el distrito eclesiástico de Siegen, pero no tomó ninguna medida al respecto.

El hombre está siendo investigado por la policía.

La teóloga de 60 años, que se vio envuelta en una tormenta mediática, declaró que conocía a la familia del sospechoso desde hace tiempo y que era consciente de su homosexualidad y su infidelidad conyugal.

Kurschus dijo que había intentado proteger a la familia, pero fue criticada por “falta de transparencia”.

“Es aún más amargo porque nunca, y lo recalco, nunca pretendí eludir mi responsabilidad, ocultar hechos importantes, encubrir hechos o incluso encubrir a una persona acusada”, añadió.

Mientras que la Iglesia católica lleva años sumida en un caos por las denuncias de abusos sexuales, su homóloga protestante apenas se vio afectada.

Un estudio encargado por la Conferencia Episcopal Alemana en 2018 concluyó que 1.670 clérigos católicos del país habían cometido algún tipo de agresión sexual sobre 3.677 menores entre 1946 y 2014, aunque se cree que el número real de víctimas es mucho mayor.

Las indemnizaciones de la Iglesia católica para las víctimas de abusos en Alemania se incrementaron de 5.000 euros a hasta 50.000 (54.600 dólares) en 2020, pero los activistas afirman que la suma sigue siendo insuficiente.

Solo el año pasado se aprobaron pagos por valor de 28 millones de euros (30,5 millones de dólares).

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