La reciente muerte de Elijah Heacock, un adolescente de 16 años en Kentucky, ha puesto en evidencia un peligro cada vez más frecuente y sofisticado en la era digital: la sextorsión infantil mediante el uso de inteligencia artificial (IA). Elijah fue víctima de amenazas de extorsión que surgieron a partir de mensajes de texto que le exigían 3.000 dólares a cambio de eliminar una imagen sexualizada, generada por IA, que utilizaban para chantajearlo y amenazar su bienestar.
Esta historia triste refleja una tendencia alarmante a nivel global. El FBI en Estados Unidos ha reportado un incremento espantoso en casos de sextorsión infantil, especialmente contra menores entre 14 y 17 años. La facilidad para generar contenido explícito realista mediante IA ha ampliado el alcance y la peligrosidad de estos delitos, dejando a muchas víctimas sin escapatoria y en riesgo de suicidio, como en el caso de Elijah.
Un mercado oscuro y lucrativo
Diversos estudios apuntan que el uso de IA para crear imágenes sexualizadas o desnudos falsos se ha convertido en un negocio millonario. Según Thorn, organización que trabaja contra la explotación infantil en línea, el 6% de los adolescentes en EE. UU. han sido víctimas directas de contenido generado por IA. Para la Internet Watch Foundation (IWF) en Reino Unido, estas imágenes pueden ser igual de dañinas que las reales.
Además, existe una guía explícita para pedófilos que fomenta el uso de sitios especializados en desnudez y la generación de contenido con IA para chantajear menores. Investigaciones revelan que al menos 85 sitios web dedicados a vender servicios de desnudez generada por IA podrían facturar hasta 36 millones de dólares anuales, operando en su mayoría a través de plataformas como Google, Amazon y Cloudflare, pese a las medidas restrictivas implementadas.
Desafíos y respuesta internacional
No solo en Estados Unidos, sino en países como España y Reino Unido, la problemática ha llegado a los órganos judiciales y legislativos. En España, se investigan casos de menores que distribuyen contenido pornográfico creado por IA en sus escuelas, mientras que en Reino Unido se han aprobado leyes penales contra la creación y distribución de deepfakes sexuales, con penas que alcanzan hasta dos años de prisión.
Grandes compañías tecnológicas como Meta (Facebook e Instagram) también han tomado medidas legales contra plataformas que facilitan la generación y circulación de desnudos digitales, pero los expertos alertan que estas herramientas creadas por IA siguen evolucionando, resistiendo a las acciones regulatorias y operando en múltiples frentes del internet.
Una llamada a la acción
La proliferación de estas herramientas peligrosas pone en evidencia la necesidad urgente de fortalecer la protección de los menores, promover la educación digital y avanzar en la regulación internacional. La historia de Elijah es un sombrío recordatorio de los riesgos que enfrentan los jóvenes en el entorno digital y de la importancia de estar alerta ante las nuevas formas de acoso y manipulación en línea.
Para proteger a nuestros hijos, es fundamental fomentar un diálogo abierto sobre estos temas, monitorear su actividad en redes sociales y promover soluciones legales y tecnológicas que refuercen la seguridad en línea. La lucha contra la explotación digital requiere un esfuerzo conjunto entre gobiernos, empresas y la sociedad civil.