Entre viñedos que se pierden al pie de la cordillera de los Andes y a tan solo 20 kilómetros de Santiago de Chile, la bodega Concha y Toro —una de las más emblemáticas de América Latina— ha reinventado su propuesta turística con un centro de interpretación que mezcla historia, vino y leyenda en una experiencia inmersiva.

Se trata de un espacio de 12 mil metros cuadrados donde la naturaleza, el arte, la gastronomía y la tecnología se encuentran para contar no solo cómo nace un vino, sino también cómo se construyó el mito que acompaña a la marca: el Casillero del Diablo.

La ruta comienza entre árboles y caminos sinuosos, para después sumergir al visitante en un espectáculo sensorial de lava, lluvia y viento que recrea el origen geológico del valle del Maipo, la región vitivinícola más antigua y emblemática de Chile. Luego, llega el momento de la leyenda: un cortometraje introduce al visitante en el oscuro relato del Diablo guardián de la bodega, antes de descender a los pasillos subterráneos donde la penumbra, las barricas y proyecciones demoníacas hacen vibrar a cualquiera.

La experiencia continúa a cielo abierto, con copa en mano, en un parque de 22 hectáreas poblado de flora nativa y viñedos interminables. Allí se levanta la histórica Casa Don Melchor, residencia del fundador de la bodega desde 1883, donde hoy se ofrece una propuesta gastronómica de lujo. El recorrido culmina en el Restaurante Bodega 1883 y en su barra monumental de 25 metros, donde vino y cocina chilena se maridan para cerrar la visita con broche de oro.

El relanzamiento llega en un momento clave: Chile vive un auge del enoturismo. Hoy existen 219 viñas abiertas al público, un crecimiento de más del 130% en la última década. “Tenemos que ser custodios de un legado histórico y, al mismo tiempo, mostrarnos como una marca contemporánea”, afirma Isabel Guilisasti, vicepresidenta de Vinos Finos e Imagen Corporativa de la bodega.

Así, entre aromas, leyendas y paisajes andinos, Concha y Toro confirma que en Chile el vino no solo se descorcha: se vive.

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