Con el reconocimiento a los fotógrafos Maritza López y John O’Leary, cuya obra ha documentado épocas, iluminándolas con sensibilidad, rigor y respeto, inició el 26 Encuentro Nacional de Fototecas (ENF), espacio de convergencia para ponderar el valor incalculable de la imagen y dialogar sobre las oportunidades y desafíos en la gestión de estos acervos.

En representación del director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Joel Omar Vázquez Herrera, la coordinadora nacional de Difusión, Beatriz Quintanar Hinojosa, recordó que, desde hace más de un cuarto de siglo, “este encuentro ha sido un faro para todo un país que reconoce en la fotografía, el relato visual de su historia. Una crónica tejida con luz”.

A propósito, trajo a memoria una frase del fotógrafo Rodrigo Moya, recientemente fallecido: “Yo no quería hacer fotos bonitas, quería hacer fotos verdaderas”. Esa, continuó la antropóloga, es la tarea del ENF, “no solo preservar imágenes, sino verdades que emocionen, revelen y unan”.

En ese sentido, destacó que las imágenes capturadas por Maritza López y John O’Leary, a lo largo de más de cinco décadas, “son ejemplo de que la fotografía, cuando nace del corazón, trasciende el instante”, de ahí la entrega a ambos de la Medalla al Mérito Fotográfico, por parte del Sistema Nacional Fototecas (Sinafo) y la Fototeca Nacional del INAH.

Al tomar la palabra, Maritza López hizo un breve recuento de la versatilidad de sus intereses fotográficos, que le llevaron a alternar la imagen periodística y artística, en particular de danza contemporánea y desnudo, con la de estudio, en sus vertientes comercial y publicitaria, lo que no siempre fue comprendido y recibido por el gremio.

Por tal motivo, dijo sentirse honrada con la entrega de este premio, a la vez que hizo un llamado a apoyar las labores de la Fototeca Nacional, donde se resguarda, identifica, cataloga, conserva, restaura y divulga, “la mirada visual del país entero”.

En tanto, John O’Leary señaló que sus influencias estéticas se encuentran en los coloquios latinoamericanos de fotografía que, coincidentemente, se llevaron a cabo a finales de los años 70 e inicios de los 80, en el Museo Nacional Antropología, sede del 26 ENF. A su vez, resaltó el trabajo del Consejo Mexicano de Fotografía, donde halló “la luz que sigue iluminando mi camino”.

Desde 1970, Cholula ha sido su hogar y el motivo de la mayor parte de su obra, influenciada, a su vez, por los pasos de estudiosos como Gabriel de Rojas (a quien se debe el primer mapa de Cholula), Alexander von Humboldt, Francisco de la Maza y Guillermo Bonfil Batalla, “que escribió la biblia sobre cómo funciona la sociedad cholulteca tradicional”. Además de la huella de fotógrafos como Guillermo Kahlo y Hugo Brehme.

“Curiosamente, veo la similitud entre el Tlachihualtépetl (‘cerro hecho a mano’) de Cholula y la invención de la fotografía, en el sentido de que ambos representan el supuesto dominio por el hombre sobre aspectos físicos del mundo natural”, dijo.

En su intervención, el director de la Fototeca Nacional, Juan Carlos Valdez Marín, refirió que la característica central del ENF es el compromiso de quienes lo hacen posible: creadores, historiadores y críticos de la imagen, conservadores y el público interesado.

Al mismo tiempo, el también titular del Sinafo abordó los esfuerzos que realizan las fototecas del país por preservar este patrimonio, “verdaderas cápsulas del tiempo que permiten viajar al pasado, para entender el presente y vislumbrar el futuro”.

En la 26 edición del ENF se realizaron las mesas “Investigación y fotografía”, en la cual expusieron sus proyectos los especialistas David Fajardo, Adriana Martínez Olivera y Elizabeth Chávez; y “Fotografía: formas de ver”, con la participación de Iván Macías, Jacky Muniello y Fernando Montiel Klint.

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