Al cerrar una fructífera etapa de cooperación, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura federal, y el gobierno de Suiza ratificaron su alianza en pro de la recuperación y conservación de obras del patrimonio cultural mexicano, que han sido objeto de mutilación, robo, catástrofes naturales o del olvido en apartados rincones del país.
Fueron los casos del Portal al Inframundo o Monumento 9 de la Zona Arqueológica de Chalcatzingo, en Morelos; las pinturas de caballete del Templo de San Fernando Rey, en la Ciudad de México, y de las esculturas devocionales de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Baborigame, Chihuahua, atendidas en los últimos tres años por profesionales de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH.
En los laboratorios de la CNCPC, el embajador de Suiza en México, Pietro Piffaretti, corroboró el trabajo realizado por las y los especialistas, bajo el ejercicio riguroso de los aproximadamente 2 millones 245 mil pesos, otorgados por la Oficina Federal de Cultura del país europeo, para preservar tales bienes.
“A través de esta colaboración reafirmamos la convicción de que el patrimonio no es solo recurso del pasado, sino una herramienta poderosa para el presente, capaz de fomentar el diálogo, la comprensión y la paz. En un mundo cada vez más interconectado, estas iniciativas promueven el sentido compartido de responsabilidad global por la protección de nuestra herencia cultural. Sigamos trabajando juntos con entusiasmo y dedicación”, manifestó el diplomático.
Con la representación del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, el secretario técnico de la institución, José Luis Perea González, agradeció esta colaboración binacional, la cual se formalizó en 2017, con la firma del Acuerdo de Conservación del Patrimonio Cultural Mueble y de Retorno de Bienes Culturales, “lo que ha permitido proteger otros ejemplos de nuestro legado colectivo”.
Destacó los proyectos para el rescate, investigación y conservación de la tumba prehispánica de Loma Tendoma, en Santiago Tillo, Nochixtlán, Oaxaca, para la cual se destinó el equivalente a un millón 752 mil pesos; así como para la protección, restitución y difusión de la antigua Misión de Nuestra Señora del Pilar y Santiago de Cocóspera, en Imuris, Sonora, a la que se otorgó más de medio millón de pesos.
De acuerdo con el antropólogo, estas iniciativas han logrado “desatar” otras acciones urgentes, es así como el INAH emprenderá la instalación de una cubierta para proteger la mencionada misión, la única de las fundadas por el jesuita Eusebio Francisco Kino, en el siglo XVI, que se mantiene en pie en el desierto de Sonora. Señaló que la pérdida de su techumbre, en el siglo XIX, fue un factor que condicionó su deterioro.
Por su parte, la titular de la CNCPC, María del Carmen Castro Barrera, explicó de manera general las intervenciones realizadas al Monumento 9 de Chalcatzingo; a las pinturas de caballete del Templo de San Fernando Rey y a las esculturas de la parroquia de Baborigame, mismas que fueron detalladas por los coordinadores de cada proyecto.
Resaltó que este año, las y los visitantes del Museo Regional de los Pueblos de Morelos, en Cuernavaca, pudieron ver en vivo las tareas de conservación integral del Portal al Inframundo, el cual fue extraído ilegalmente de Chalcatzingo, y repatriado desde Estados Unidos, en 2023.
“Buscamos que el bajorrelieve olmeca fuera presentado de la manera más auténtica posible, por lo que se realizaron procesos de limpieza, consolidación de su superficie, unión de fragmentos, resanes y reintegración cromática; además, se eliminaron las intervenciones anteriores que impedían su correcta apreciación y lo ponían en riesgo”, enlistó la coordinadora.
Con la presencia de algunos frailes del Templo de San Fernando Rey, Castro Barrera recordó que las pinturas de la vida de san Francisco de Asís, correspondientes a los lunetos del coro y pechinas de la iglesia, permanecieron desmontadas largo tiempo, tras el sismo de septiembre de 2017. La intervención del corpus se propuso en tres etapas, de dos años cada una.
Así, dijo, “se intervinieron cuatro pinturas, de las cinco existentes, en el muro oriente. Se les colocó un refuerzo textil para poder reentelarlas, y los bastidores se trataron con biocidas; las obras de gran formato se limpiaron y resanaron para, finalmente, someterlas a la reintegración cromática y barnizado, lo que les devolvió la vitalidad”.
Finalmente, en mayo de 2024, al Laboratorio de Conservación de Escultura Policromada llegaron las esculturas de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, datadas hacia 1710. Con su original esplendor, las tallas de la Virgen María y san José retornaron hace poco a San Francisco Javier de Baborigame, en Chihuahua, ubicado en las sinuosidades del Triángulo Dorado, y este mes serán devueltas las de las vírgenes de la Asunción y de la Concepción, además de una escultura del Niño Jesús, la cual se elabora en la CNCPC.