Hay escenas que, con el tiempo, ganaron aún más protagonismo que las películas de las que forman parte. En algunos casos, es el peso dramático que los actores les imprimen el que ayuda a que esos momentos cinematográficos queden grabados para siempre en la memoria del público, como el llanto de Natalie Portman mientras rapa su cabellera en V de Venganza, o la tensa inexpresión de Sissy Spacek al liberar la furia contenida de Carrie. En otros casos, esos momentos icónicos están motorizados por una carga erótica tan potente como sorpresiva. En esa categoría, el cruce de piernas de Sharon Stone en Bajos instintos es, quizá, el más emblemático .

A pesar de que ya pasaron más de 30 años del estreno del thriller protagonizado por la actriz, Michael Douglas y Jeanne Tripplehorn, aquella escena sigue dando de qué hablar por lo arriesgado de la escena y por las revelaciones que realizó al respecto Stone con el paso del tiempo. Este jueves, volvió a cobrar una inusitada vigencia cuando la intérprete, de 66 años, la recreó en su cuenta de Instagram.

La actriz, que tiene una fuerte presencia en las redes, sorprendió a sus casi millones de seguidores, compartiendo una fotografía en la que se la ve sentada, luciendo un sensual conjunto de ropa interior de color rojo, con las piernas cruzadas como en aquella recordada toma . Y, para que no quedaran dudas de que se trataba de una (auto) homenaje, Stone acompañó la imagen con una frase tan sugestiva como inequívoca, que juega con el título original del fim, Basic Instinct: “Básicamente tuya”.

En el film de 1992, Sharon interpreta a Catherine Tramell, una escritora bisexual de novelas eróticas acostumbrada a manipular a la gente a fuerza de belleza y sensualidad que se convierte en la obsesión de Nick Curran (Douglas), un detective de pasado oscuro que intenta dilucidar si aquella mujer es realmente una despiadada homicida o una simple víctima.

En una entrevista con el periodista Gabriel Lerman, Stone analizó su trabajo en la película: “No creo que el papel fuera riesgoso solo por su contenido sexual. Era un personaje psicópata que necesitaba desesperadamente el poder y que utilizaba maquiavélicamente su sexualidad para conseguirlo, pero también ejercita todo otro tipo de maquinaciones. Yo sabía que iba a tener que desnudarme, pero me pareció que tenía que ver con lo que se estaba contando ”.

El rodaje comenzó sin mayores contratiempos y así continuó hasta el momento de filmar la escena del interrogatorio en la que la protagonista, en su afán de provocar, exhibe intencionalmente ante sus interrogadores su entrepierna desnuda. Situación que no estaba en el guion original, pero que marcó el ADN de la película para siempre.

“El texto era claro: ella se cambiaba de ropa antes de salir para el interrogatorio. La dinámica de ese pasaje era que ella impresionaba mucho a esta gente emanando tanta sexualidad. Era tan libre que todo el tiempo mantenía el control de la situación sin importar lo que le preguntaran. A todo respondía desafiante”, explicó el director, Paul Verhoeven. Y agregó: “Es cierto, el momento del cruce de piernas no estaba en el guion, fue una idea que pensé a partir de una situación que viví siendo universitario. En nuestro grupo había una chica que venía a las fiestas y nunca usaba ropa interior. Un día un amigo le dijo: ‘¿No te das cuenta de que cuando cruzás las piernas se te ve todo?’. Y ella le contestó: ‘Por supuesto, por eso lo hago’”.

Llegados a este punto, vale decir que las historias de este momento difieren en su conclusión, según quién las cuenta. Por un lado se asegura que la actriz fue engañada para quedar desnuda debajo del vestido, y que cuando pidió ver la escena filmada en edición, la imagen estaba tan oscura que no parecía revelar ninguna parte íntima de su cuerpo; cuando se enteró de que no era así, defendió su honor a los cachetazos. La otra versión afirma que desde el primer momento, tanto ella como el resto del equipo tenían claro los alcances de la toma y lo que se buscaba mostrar.

Ese par de segundos de celuloide alcanzaron para que Stone pasara de actriz de trinchera a símbolo sexual, un cambio tan repentino que a ella misma la sorprendió. Así lo recordaba en 1995: “La película no giraba sobre mí siendo una sex symbol porque en toda la película hay solo cinco minutos de sexo. Lo que pasa es que esa imagen fue muy fuerte y la gente no se ha podido olvidar de ella. De todos modos tengo que reconocer que cuando todo ocurrió yo ya estaba entrando en esa etapa en que las actrices dejan de ser objetos del deseo, por lo tanto creo que ha servido para darme un poco más de longevidad en esta industria, porque mis admiradores adolescentes siguen pensando que soy atractiva”.

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