Un estudio observacional realizado con más de 100 mil personas reveló que el consumo elevado de alimentos ultraprocesados se asocia con un 41 % más de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, según un artículo publicado en la revista médica Thorax.

Los investigadores analizaron los hábitos alimenticios de 101,732 personas entre 55 y 74 años, como parte de un ensayo más amplio en Estados Unidos para la detección de cánceres de próstata, pulmón, colorrectal y ovario. Durante 12 años de seguimiento, se documentaron 1,706 nuevos casos de cáncer de pulmón, y la mayoría (86 %) correspondió a cáncer no microcítico.

¿Qué alimentos están implicados?

Los productos ultraprocesados que se estudiaron incluyen embutidos, queso crema, helado, bollería industrial, cereales para desayuno, nudos instantáneos, sopas y salsas preparadas, refrescos, pizzas congeladas, hamburguesas y perritos calientes, entre otros.

Estos alimentos suelen contener altas cantidades de azúcar, sal, grasas y aditivos químicos, y están diseñados para ser listos para calentar o consumir de inmediato.

Durante el análisis, el grupo que más consumía ultraprocesados mostró una probabilidad 41 % mayor de desarrollar cáncer de pulmón que aquellos con menor consumo, incluso después de ajustar factores como el tabaquismo o la calidad general de la dieta.

El riesgo se incrementó un 37 % para el cáncer de pulmón no microcítico y un 44 % para el tipo microlítico.

Sin conclusiones definitivas, pero con advertencias claras

Aunque los investigadores advierten que se trata de un estudio observacional —es decir, no demuestra una relación directa de causa-efecto—, los resultados refuerzan las alertas previas sobre los riesgos asociados al consumo frecuente de productos ultraprocesados.

“Estos hallazgos deben confirmarse mediante estudios a gran escala en otras poblaciones. Pero si se confirma una relación causal, reducir el consumo de ultraprocesados podría ayudar a disminuir la incidencia del cáncer de pulmón a nivel global”, apuntaron los autores.

El estudio también destaca que el consumo de estos alimentos ha crecido en todo el mundo, incluso en países con bajos ingresos, lo cual ha contribuido al aumento de obesidad, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, y ahora también podría estar ligado al cáncer.

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