El tenista español ganó el pulso entre las principales estrellas de la nueva generación ante el italiano Jannik Sinner, en una semifinal este viernes que se decidió en cinco sets, por 2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3.
En la final del domingo, el número 3 mundial aspirará a levantar su primera Copa de los Mosqueteros ante el vencedor de la segunda semifinal, que disputan también este viernes el alemán Alexander Zverev (4º) y el noruego Casper Ruud (7º).
“El de hoy ha sido uno de los partidos más duros que he jugado. El más duro de los que he disputado en mi todavía corta carrera con Jannik, contra el que espero jugar muchos más”, declaró Alcaraz al término del partido.
“Hay momentos en los que tienes que encontrar la alegría en el sufrimiento”, sentenció.
Alcaraz, campeón del Abierto de Estados Unidos en 2022 y de Wimbledon en 2023, puede añadir un tercer título del Grand Slam a su palmarés, a sus apenas 21 años.
Pero no cualquier Grand Slam, sino un Roland Garros tradicionalmente asociado a las grandes gestas del tenis español, donde su ídolo Rafa Nadal construyó su leyenda con 14 títulos o donde su entrenador Juan Carlos Ferrero, que siguió el partido en un día soleado en uno de los palcos de la Philippe Chatrier, se coronó en 2003.
El año pasado había caído en semifinales ante el futuro campeón Novak Djokovic, pero esta vez consiguió superar ese techo en un torneo al que llegaba como gran incógnita después de no haber podido jugar apenas en la temporada europea sobre tierra batida por una lesión en el antebrazo derecho, que mantiene con un vendaje especial durante todos sus partidos en la capital francesa.
Ante el próximo número 1