El ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Diosdado Cabello, aseguró este lunes que Estados Unidos no logrará “amargar” las festividades de fin de año a los venezolanos, en medio del despliegue militar estadounidense en el Caribe que Washington justifica como una operación antidrogas y que Caracas denuncia como una amenaza orientada a un cambio de Gobierno.

Durante un acto de entrega de vehículos a funcionarios policiales, transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), Cabello afirmó que el país ha resistido múltiples presiones externas. “No nos van a amargar ni las navidades ni el Año Nuevo, no pueden porque nosotros cuántas cosas hemos aguantado”, sostuvo.

El ministro calificó la situación como parte de 27 semanas de “locura imperial”, caracterizadas —dijo— por acoso, amenazas, ataques y actos de “piratería”, en referencia a operativos contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico, en los que han muerto más de un centenar de personas, así como a la confiscación reciente de dos buques petroleros con crudo venezolano.

“A ellos no les gustan los pueblos dignos ni los que se hacen respetar; les gustan los pueblos sumisos”, declaró Cabello, al tiempo que reivindicó el carácter “libertario” del pueblo venezolano.

Las declaraciones se producen después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara que su país destruyó la semana pasada una “gran instalación” como parte de su campaña contra una red de narcotráfico que, según Washington, opera desde Venezuela. El mandatario no precisó si el ataque ocurrió en territorio venezolano ni la naturaleza exacta del objetivo.

“Acabamos de destruir una gran planta o instalación de donde salen los barcos. Hace dos noches la destruimos”, afirmó Trump en una entrevista difundida por medios estadounidenses. Hasta ahora, su administración no ha ofrecido detalles oficiales adicionales.

De acuerdo con funcionarios citados por The New York Times, el presidente se refería a una planta de producción de drogas en Venezuela, destruida el miércoles pasado, aunque sin precisar el lugar ni el método empleado. De confirmarse, sería el primer ataque terrestre atribuido a la campaña antidrogas, que hasta ahora se ha desarrollado en aguas internacionales del Caribe.

Estados Unidos mantiene desde agosto un amplio despliegue aeronaval en la región, cercano a aguas venezolanas. Washington insiste en que la operación busca frenar el tráfico de drogas, mientras que el gobierno de Caracas la interpreta como una amenaza directa y un intento de desestabilización política.

La tensión bilateral aumentó tras el anuncio de un bloqueo a buques petroleros sancionados que operen con crudo venezolano y la confiscación de dos embarcaciones en semanas recientes, medidas que el gobierno venezolano considera parte de una escalada de presión económica y militar.

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