Las graves inundaciones registradas en el condado de Kerr, Texas, han dejado al menos 24 personas muertas y entre 23 y 25 niñas desaparecidas en un campamento infantil, informaron autoridades estatales este viernes.
Previamente las autoridades habían informado de al menos 13 fallecidos, incluidos menores, y una veintena de desaparecidos.
La emergencia se desencadenó por lluvias torrenciales que hicieron que el nivel del río Guadalupe se elevara de dos a más de nueve metros en pocas horas, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
El sheriff del condado, Larry Leitha, confirmó la cifra de víctimas fatales en una conferencia de prensa, mientras que el vicegobernador Dan Patrick señaló que las niñas desaparecidas formaban parte de Camp Mystic, un campamento cristiano privado que alojaba a unas 750 menores durante el fin de semana largo del 4 de julio.
El gobernador Greg Abbott difundió un video donde se observa a un rescatista colgando de un helicóptero mientras rescata a una víctima atrapada en la copa de un árbol, y aseguró que las misiones de búsqueda continúan día y noche. “No nos detendremos hasta que todos aparezcan”, prometió.
Las autoridades han desplegado al menos 500 socorristas y 14 helicópteros en la zona afectada. La Guardia Nacional de Texas y la Guardia Costera de Estados Unidos también participan en las operaciones.
Freeman Martin, del Departamento de Seguridad Pública de Texas, describió la situación como una catástrofe con “muchas víctimas”. Por su parte, Rob Kelly, juez del condado de Kerr, reconoció que aunque la región experimenta inundaciones regularmente, esta fue inusualmente intensa: “No teníamos motivos para creer que sería algo de esta magnitud”.
El Servicio Meteorológico Nacional mantiene una alerta de inundación activa en el centro-sur del condado y pidió a los residentes evitar desplazamientos y trasladarse a zonas más altas.
Especialistas advierten que el cambio climático ha intensificado la frecuencia y severidad de fenómenos como estas inundaciones, exacerbando los riesgos en regiones ya vulnerables.
Además de la tragedia en Texas, las lluvias severas afectaron también a Nueva Jersey, donde dos personas murieron por la caída de un árbol sobre su automóvil, y a San Antonio, donde a mediados de junio murieron al menos diez personas por eventos similares.