El escenario del Gobierno de Javier Milei presenta un largo checklist de desafíos que, a medida que pasan los primeros días de gestión, empieza a presentar algunas tildes pero a su vez pueden generar nuevos pendientes.
A lo largo de la campaña se escuchó al flamante Presidente hablar de Rodrigazo y de la hiperinflación de Alfonsín como panoramas posibles para el futuro próximo, conformando una tormenta difícil de capear. “Todos los que formamos parte de este Gobierno juramos por Dios, la Patria y el déficit fiscal cero”, dijo uno de los ministros fuertes y del riñón libertario.
Ese es el primer gran desafío del 2024: lograr el déficit fiscal cero. Objetivo que, estiman, se debe lograr en el primer año de gestión, no importa el cómo ni el costo. Para esta gestión, eliminar el déficit fiscal es la solución a todos los problemas de la Argentina: la inflación, la falta de crecimiento económico, empleo e inversión, y la herramienta certera para combatir la pobreza. Los conflictos se presentan en todos los frentes: económico, social, legislativo, interno y externo.
A medida que pasan los primeros días de gestión, el ministro de Economía, Luis Caputo, avanza en el diseño de un plan de estabilización. El plan motosierra recién comenzó y promete consecuencias complejas, no solo por la disparada inflacionaria producto de la devaluación sino por el efecto cascada y los riesgos colaterales.
Para un economista de un banco extranjero consultado por Forbes, el gran desafío es la gobernabilidad: “Es el punto en el que el Gobierno está más flojo. Tiene un poder prestado y eso siempre dura poco. El principal acierto es que tienen bien diagnosticada la situación, por eso se pudo hacer un anuncio de shock. Pero la gobernabilidad por ahora es prestada y van a tener que dar explicaciones pronto”.
En esta línea coincide Walter Morales, presidente & Estratega de Wise Capital: “Una de las dudas que quedaba era el grado de gobernabilidad, pensando en el escaso número de legisladores en ambas Cámaras del Congreso. Pasados unos días y producto de la definición de cargos en el Gobierno (en la que se tuvo en cuenta a miembros del partido de Mauricio Macri), se encaminaría a ser una administración con apoyo de fuerzas políticas opuestas al kirchnerismo para lograr los cambios de raíz que propuso en campaña”
Lo económico
En este punto se destaca la meta fiscal, es decir, todo el ajuste que hay que hacer. “El fuerte ajuste fiscal contempla recorte de gastos por 3% del PBI, más recaudación impositiva por 2% del PBI. Con esto, el Resultado Primario sería del 2,5% del PBI hacia finales de 2024, lo que debería producir una apreciación en los bonos soberanos en dólares –explica Morales–. Momentáneamente el mercado le cree a Milei, pero no hay que apresurarse. Hay que ver cómo se desarma la maraña de normativas del BCRA y cómo se las arregla para solo ajustar el dólar un 2% mensual, sin tocar la tasa de interés”, agrega.
El otro desafío grande es la inflación, consecuencia de un exceso de emisión para financiar el déficit. Va a tener una dinámica muy alta en los primeros meses del año, pero debería converger a una más baja al dejar de emitir. “La agenda está bien marcada, pero hay una cuestión de timing. No los tiene que traicionar la ansiedad. Las soluciones fiscales son las realmente valederas, las que hay que encarar, pero es un remedio que demora en hacer efecto. En el medio hay que convivir con la problemática financiera argentina, que es diversa”, indica Miguel Ángel Arrigoni, Chairman & CEO de First Corporate Finance Advisors.
Arrigoni apunta a la necesidad de darle más preponderancia al superávit comercial que, asegura, “es algo que no se está mencionando mucho”. Un nuevo acuerdo con el FMI es sin duda, una tarea más que presente en la agenda del gobierno de Milei.
Lo social
Rafael Rofman, especialista en políticas sociales, asegura que los primeros desafíos en materia social tienen que ver con tres dimensiones. Una es contener a la gente que va a estar más golpeada por el ajuste y la estanflación. Segundo, discusiones más estructurales que a veces quedan colgadas, pero “habrá que repensar el sistema educativo argentino, hay que hacer reformas previsionales y reformular el sistema de salud para las próximas décadas”. Y agrega: “Después, está la situación más coyuntural de tipo fiscal que es cómo se resuelve el tema del costo del sistema previsional y qué reforma se hace para que sea sostenible en el tiempo”.
En lo laboral, Rofman destaca el desafío en materia de regulación, multas y normas vinculadas a la Ley de Contrato de Trabajo: “Hay que flexibilizar el acceso al mercado formal a sectores que hoy no pueden entrar porque es muy costosa la contratación, facilitar la incorporación de algunos informales, los trabajadores de plataforma. Es decir, hace falta una reforma integral de la normativa de relaciones laborales que lo haga más flexible, moderno y ágil”.
Y añade: “Hay sectores muy amplios de la población que tienen muy pocas habilidades de valor en el mercado de trabajo porque no estudiaron o lo hicieron hace mucho o con baja calidad. Argentina tiene un problema de productividad, con muchos trabajadores que producen muy poco. El país necesita desesperadamente que produzcan mucho, no solo para que ellos vivan mejor sino para que produzcan un excedente y la economía crezca. Es un trabajo lento, que va a llevar años pero hay que empezar a hacerlo lo más rápido posible”.
Lo impositivo
Una de las banderas que enarboló Milei en la campaña fue la baja de impuestos. En este sentido, las primeras medidas decepcionaron porque apuntaló las retenciones, una decisión que generó malestar en los productores agropecuarios. “No me parece una buena idea haber gravado más las exportaciones porque se necesitan como el agua”, coincide Arrigoni. Sin embargo, la baja de las retenciones no estaría en la prioridad impositiva.
Para César Litvin, experto en impuestos y CEO del estudio Lisicki, Litvin & Asociados, hay que distinguir dos etapas: “La primera es lo urgente. El Gobierno tiene en la mira reducir Bienes Personales, que es un impuesto que, desde que se incrementó con la Ley de Solidaridad de diciembre de 2019, en muchos casos fue confiscatorio”. En segundo lugar, ubica la necesidad de una moratoria y un blanqueo: “Esto es importante por la falta de dólares que mucha gente tiene en el colchón, que puestos a trabajar productivamente le van a hacer bien a la Argentina”.
En esta primera etapa también apunta a la necesidad de regular el tema de los derechos de exportación, “un impuesto que en el mediano plazo debería desaparecer pero que en lo inmediato es necesario para lograr el equilibrio fiscal”, dijo. Según Litvin, en una segunda etapa y ya logrado el equilibrio fiscal tiene que haber una reforma tributaria integral que “no tiene que ser un parche que remiende otros parches”.
“En esa reforma hay que apuntar a dos pilares: la simplificación –ya que sobran más de 100 tributos entre Nación, Provincia y municipios– y que mejore la competitividad”, añade. Así, hace foco en tres impuestos: reformular ingresos brutos como el tributo que está en el podio de los impuestos más distorsivos haciendo que solo se cobre en la última etapa y evitando el efecto acumulativo; eliminar el impuesto a las exportaciones y eliminar el impuesto a los débitos y créditos bancarios. Los desafíos son muchos. Habrá que ver si esta vez Argentina tiene más suerte.