Un estudio del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) advierte que la alta densidad de colmenas de abejas melíferas, comunes en zonas agrícolas, puede tener efectos negativos sobre la biodiversidad local, afectando a polinizadores silvestres y plantas nativas, incluso cuando su número está por debajo de lo que actualmente se considera aceptable.
Publicado en el Journal of Applied Ecology, el estudio liderado por la investigadora Ainhoa Magrach analizó decenas de estudios científicos —principalmente de América del Norte y Europa Occidental— para evaluar el impacto ecológico de las colmenas en entornos agrícolas.
“El manejo de alta densidad de abejas tiene consecuencias ecológicas significativas, lo que exige una reevaluación de las estrategias de polinización”, alertó Magrach.
Menos diversidad y beneficios dudosos
La investigación concluye que una mayor concentración de colmenas reduce la presencia y diversidad de polinizadores silvestres, así como el éxito reproductivo de plantas autóctonas. Además, se determinó que los beneficios en la producción agrícola son mínimos en comparación con los daños potenciales al ecosistema.
Uno de los hallazgos más relevantes es que efectos negativos se observan desde densidades tan bajas como 0.25 colmenas por hectárea, cuando en muchos cultivos se manejan entre 1 y 25 colmenas por hectárea.
Llamado a reformar las reglas del juego
El estudio propone medidas urgentes para mitigar estos efectos, entre ellas:
- Registro obligatorio de colmenas.
- Revisión de las directrices de densidad de acuerdo con el tipo de cultivo y la ecología del lugar.
- Mayor inversión científica para comprender cómo las abejas melíferas influyen en los ecosistemas nativos.
Los autores subrayan que equilibrar la productividad agrícola con la conservación de los polinizadores silvestres es clave para mantener ecosistemas resilientes y asegurar la sostenibilidad alimentaria a largo plazo.