Por Redacción / La de Hoy Querétaro
Un reciente estudio genético ha resuelto uno de los misterios más antiguos de la agricultura: el origen de la papa. Investigadores internacionales revelaron que este alimento básico —domesticado por primera vez hace unos 10,000 años en los Andes— tiene un linaje que se remonta a un cruce natural entre un ancestro del tomate silvestre y una planta llamada Etuberosum, hace aproximadamente 9 millones de años.
El hallazgo, publicado en la revista Cell, se basa en el análisis de 450 genomas de especies de papa silvestres y cultivadas. El resultado apunta a que ambas plantas, separadas de un ancestro común hace 14 millones de años, coincidieron en tiempo y espacio y dieron origen a un híbrido único capaz de desarrollar tubérculos —una innovación evolutiva clave para almacenar nutrientes y sobrevivir en los climas fríos de los Andes.
“Por fin hemos resuelto el misterio del origen de las papas”, declaró el coautor del estudio, Sanwen Huang, de la Academia China de Ciencias Agrícolas.
Una historia de evolución y supervivencia
La combinación genética resultante permitió que la nueva planta almacenara energía bajo tierra, dando lugar a los tubérculos que hoy conocemos como papas. Según el estudio, esta adaptación permitió una explosión de nuevas especies y favoreció su domesticación por los antiguos pueblos andinos.
Los genes clave provienen de ambas plantas: el SP6A, del lado del tomate, fue el interruptor que activó la formación del tubérculo, y el IT1, de la planta Etuberosum, controló el crecimiento subterráneo.
El hallazgo fue posible gracias al análisis de ejemplares raros, algunos de ellos recolectados en un solo valle andino, y a tecnologías avanzadas de secuenciación genética. Según la investigadora Sandy Knapp, del Museo de Historia Natural de Londres, “la evolución de la papa es el resultado de un encuentro fortuito, casi romántico, entre dos especies lejanas”.
Implicaciones para el futuro alimentario
La papa es actualmente el tercer cultivo básico más importante del mundo, después del arroz y el trigo, y junto con el maíz, proporciona el 80 % de las calorías humanas. Este nuevo conocimiento sobre su origen podría permitir a científicos desarrollar nuevas variedades más resistentes al cambio climático, enfermedades y plagas.
“Las papas de semilla podrían ofrecer mayor diversidad genética y resistencia”, explicó Knapp, en contraste con la reproducción vegetativa que genera clones vulnerables.
Los investigadores también creen que comprender cómo surgieron los tubérculos puede ayudar a introducir mejoras nutricionales, adaptar el cultivo a nuevas condiciones climáticas y recuperar genes valiosos perdidos en la domesticación.
“Es emocionante descubrir estos orígenes complejos. La evolución de nuestros alimentos no es una historia lineal, y este estudio lo confirma”, señaló la bióloga Tiina Särkinen, del Real Jardín Botánico de Edimburgo.




