La presencia del gusano barrenador de la carne ha provocado que Estados Unidos vuelva a cerrar su frontera a la importación de ganado mexicano, encendiendo las alarmas entre autoridades sanitarias y dejando a los ganaderos del sur del país frente a un brote que crece con rapidez y sin suficiente respaldo gubernamental.
En comunidades rurales del estado de Chiapas, veterinarios como Alfredo Chávez reportan una escalada de casos en el último mes. Equipado con pinzas, un aerosol y tubos para recolección de larvas, Chávez ha tratado personalmente más de una decena de animales infectados, mientras escucha de docenas de nuevos casos en su región. La plaga afecta no solo a vacas, sino también a ovejas, cerdos, gatos y perros.
“Nosotros lo hemos enfrentado solos”, lamentó el veterinario, al señalar la falta de apoyos concretos por parte de las autoridades mexicanas, más allá de la recolección de muestras.
El gusano barrenador, cuyas larvas devoran el tejido vivo de los animales, encuentra en cualquier herida abierta una vía para infectar. El tratamiento médico es costoso y requiere varias aplicaciones, lo que ha llevado a algunos ganaderos a recurrir a remedios caseros como gasolina o cal, con tal de frenar el avance de la plaga.
Aunque México y Estados Unidos trabajan en la construcción de una planta en Chiapas para producir moscas estériles, técnica efectiva en brotes anteriores, las instalaciones no estarán listas hasta 2026. Mientras tanto, el impacto económico ya es tangible.
“Es una problemática muy muy grande aquí en Chiapas”, dijo el cuidador de ranchos Edi Valencia Santos, quien ya ha tenido cinco animales infectados. Aunque funcionarios han visitado su comunidad, aún no han entregado medicamentos ni apoyo económico.
El brote ha encendido las alertas en Washington. Aunque la mosca es común en regiones de Centroamérica, la detección de un caso en Veracruz, en la costa del Golfo, llevó a EE. UU. a reinstaurar la prohibición de importaciones de ganado mexicano, apenas días después de haber reabierto gradualmente el flujo comercial tras una suspensión previa en mayo.
Los funcionarios estadounidenses temen que el parásito llegue a Texas, lo que podría implicar millones de dólares en pérdidas económicas, como ocurrió hace décadas antes de la erradicación regional mediante campañas aéreas con moscas estériles.
Aunque gran parte del ganado chiapaneco se destina al consumo interno, la presencia del parásito en el país ha paralizado las exportaciones a nivel nacional, afectando a productores de todos los estados.