Con banderas arcoíris ondeando bien alto, decenas de miles de personas se manifestaron este sábado en la Marcha del Orgullo en Budapest, prohibida por el gobierno húngaro y convertida en un acto de desafío al primer ministro ultraconservador Viktor Orban.
Aunque no haya cifras oficiales disponibles, los organizadores estimaron que cerca de 200.000 personas acudieron a la marcha, de la cual tomaron parte no solo miembros del colectivo LGTB+ sino miles de otros ciudadanos que expresaban así su malestar con el gobierno.
Los números dan cuenta de una manifestación récord, con una afluencia de público no vista desde 1989, cuando los húngaros salieron a las calles para celebrar la caída del Muro de Berlín y derribaron su gobierno comunista.
Las multitudes llenaron una plaza cercana al ayuntamiento de Budapest bajo un calor sofocante, antes de partir a través de uno de los principales puentes sobre el Danubio, ondeando banderas arcoíris, algunos ataviados con capas y otros portando pancartas burlándose del político.
“No se trata únicamente de representar a la gente gay, sino de defender los derechos del pueblo húngaro”, dijo Akos Horvath, un estudiante de 18 años que viajó a la capital desde una ciudad del sur del país. Y afirmó que “asistir” a la marcha reviste “una importancia simbólica”.
“Se trata de mucho más, no sólo de la homosexualidad… Este es el último momento para defender nuestros derechos”, dijo Eszter Rein Bodi, que participó de la manifestación. “Ninguno de nosotros será libre hasta que todos lo seamos”, decía un cartel.
Para Orban y su partido, el Fidesz, “este importante éxito del Orgullo es muy embarazoso” y tendrá “repercusiones” políticas, dijo el analista político Szabolcs Pek.
Orban ha recortado gradualmente los derechos de la comunidad LGBTQ+ en la última década, y los legisladores aprobaron en marzo una ley que permite prohibir las marchas del Orgullo, alegando la necesidad de proteger a los niños. El gobierno asegura que los menores no deben estar expuestos a la homosexualidad y la transidentidad o a lo que califica de “depravación”.