La música pop escocesa pierde a uno de sus pilares con la muerte de James Prime, teclista, compositor, educador y alma sutil detrás del sonido inconfundible de Deacon Blue. A los 64 años, tras una breve pero fulminante lucha contra el cáncer, Prime falleció este jueves, truncando no sólo su vida, sino el renacimiento discográfico de la banda con la que fundó una parte esencial del pop británico.
Nacido en Kilmarnock y profesor de música en la Universidad del Oeste de Escocia, James Prime no fue simplemente un músico más: fue la columna vertebral melódica de Deacon Blue, banda que cofundó en 1985 junto a Ricky Ross. Su talento transformó melodías en himnos generacionales, como el delicado ascenso de piano en Dignity o el frenesí emocional de Real Gone Kid.
El fallecimiento se dio tras días en cuidados intensivos, donde, según el grupo, aún tuvo fuerzas para darles su bendición final: continuar con la gira planeada para septiembre, cuando se celebrarán 40 años de historia musical. “Nos animó a seguir con amor en nuestros corazones, incluso si eso significa reemplazar lo irremplazable”, escribieron sus compañeros, conmovidos por la entereza de su amigo.
La gira será también el marco para presentar su último álbum de estudio, The Great Western Road, lanzado en marzo de este año. Un disco que ahora se escucha distinto: como testamento sonoro de un músico que, con sensibilidad y virtuosismo, tejió la nostalgia, la esperanza y la cotidianidad escocesa en cada acorde.
A lo largo de su carrera, Deacon Blue colocó 12 sencillos en el top 40 británico y conquistó el número uno con el álbum When the World Knows Your Name (1989), manteniéndose como una referencia viva del pop del Reino Unido. Más allá de sus cifras, su legado permanece en las emociones profundas que despertaron sus canciones, con Prime como el artesano del telón instrumental.
Las reacciones del mundo musical no se hicieron esperar. Ged Grimes (Simple Minds) lo recordó como un hombre de “ingenio legendario”; Tom Urie, actor y músico, como un “influencia innegable”; Pete Wilkinson (Echo & the Bunnymen), agradeció las lecciones que le dejó su forma de tocar. Incluso artistas contemporáneos como Beverly Knight expresaron su pesar.
En redes, Ricky Ross fue conciso pero devastador: “Tenemos el corazón roto”. Y no es para menos: Deacon Blue pierde a su maestro de atmósferas, el arquitecto de los paisajes sonoros que dieron forma al espíritu de una época.
Pero la música sigue. Y con ella, la huella imborrable de James Prime: ese pianista escocés que supo hacer del pop algo íntimo, elegante y eterno.