Se trata del hule más utilizado en mangueras, sellos, suelos de zapatos, guantes de látex y más, pero tarda millones de años en degradarse.
A diferencia de muchos materiales que pueden derretirse y reformarse, este elastómero sintético tiene moléculas entrecruzadas que resisten el reciclaje.
La degradación por el proceso de metátesis del caucho de butadieno permite obtener poliésteres con rendimientos de hasta 97%.
El caucho de butadieno es el componente principal de las llantas, cuyos desechos acumulados son un desafío ambiental.
Los métodos actuales de reciclaje son limitados e insuficientes: triturar llantas solo puede absorber una pequeña fracción de los desechos.
Un equipo de investigadores del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro ha desarrollado un proceso que puede revolucionar uno de los problemas de desechos más persistentes del mundo. Su objetivo: el caucho de butadieno, un material sintético tan ubicuo como problemático a nivel global.
Cecilia Treviño-Quintanilla, investigadora química del Institute of Advanced Materials for Sustainable Manufacturing que formó parte del equipo, explica cómo este material es el hule más común utilizado en la industria: “En mangueras, en sellos, suelas de zapatos, guantes de látex, en las mamilas de ordeña de las vacas”. El problema no es su uso sino su desecho. “Tarda millones de años en degradarse y no se usa para absolutamente nada”, dice Treviño-Quintanilla.
El problema radica en la estructura molecular del caucho de butadieno mismo. A diferencia de muchos materiales que pueden derretirse y reformarse, este elastómero sintético tiene moléculas entrecruzadas que resisten el reciclaje. “Cuando aplicas calor, las moléculas no se relajan”, explica Treviño-Quintanilla. “Simplemente no hay manera de descomponerlas usando métodos tradicionales”.