Sam Rutledge y su esposa esperan un bebé para mediados de julio, por lo que pensaron que tendrían unos meses más para investigar y comprar los artículos que necesitarán.
Pero el anuncio de aranceles del presidente Donald Trump a principios de abril convirtió el lento paseo de la pareja en una carrera. En las últimas semanas, han comprado dos carriolas, un autoasiento, una mecedora para la habitación del bebé, una cuna y una silla alta. Todos esos artículos están fabricados en el extranjero.
“Estos son productos bastante caros en condiciones normales, pero cuando quedó claro que los aranceles estaban por llegar, decidimos comprarlos por si se volvían prohibitivamente caros”, expresó Rutledge, quien es profesor de Física en una escuela secundaria.
Criar a un niño en Estados Unidos nunca ha sido barato. Tan solo en el primer año, cuesta un promedio de 20.384 dólares, según Baby Center, un sitio web para padres. Pero los aranceles, que van desde el 10% para importaciones de la mayoría de los países hasta el 145% para importaciones de China, harán que sea muchas veces más caro para los nuevos padres.
Se estima que el 90% de los productos básicos para el cuidado del bebé y las partes que se utilizan para fabricar artículos para bebés, desde biberones y cubetas de pañales hasta carriolas y autoasientos, se fabrican en Asia, según la Asociación de Fabricantes de Productos Infantiles, un grupo comercial de Estados Unidos. La gran mayoría proviene de China.