BBC / De joven, había sido promiscua y disfrutaba del sexo. Pero tras rechazar el mundo y pasar 47 años viviendo desnuda en el desierto, esta mujer de piel oscura se convirtió en una sabia y virtuosa maestra de las Escrituras cristianas.

Ese fue el relato que le llegó a los lectores del siglo XI.

Cuando la extraordinaria leyenda de Santa María de Egipto fue traducida por primera vez del latín al inglés antiguo hace poco más de un milenio, se convirtió en el equivalente medieval de un éxito de taquilla, copiada múltiples veces y traducido al nórdico antiguo, al galés, al irlandés y, finalmente, al inglés medio.

Ahora, Alexandra Zhirnova, investigadora de la Universidad de Cambridge, busca resolver el misterio de cómo y por qué la historia de esta santa “rebelde” fue tan atractiva.

“Quiero visibilizar esta historia, ya que disipa muchos de los estereotipos negativos que hemos escuchado sobre la Edad Media y de cómo los europeos medievales solo tenían una percepción negativa de las mujeres, especialmente de las de piel oscura”, le dijo Zhirnova a la BBC.

“Mi investigación arroja luz sobre cómo María fue adoptada como santa durante una época en la que la Iglesia estaba muy preocupada por las normas de género y el comportamiento de las mujeres”.

En ese período, adoptar un santo no era un proceso eclesiástico formal.

“Se trataba simplemente de que la gente te venerara como santo y que tu leyenda fuera conocida por mucha gente”, dice Zhirnova.

María de Egipto o Santa María Egipcíaca, quien se dice que vivió en el Egipto del siglo IV, ya había alcanzado la categoría de santa en algunos lugares de Europa para cuando su Vita se tradujo al inglés antiguo.

Su hagiografía fue escrita por Sofronio, patriarca de Jerusalén (634 – 638), quien recogió el relato que se había conservado como tradición oral por décadas.

Su vida está contada desde la perspectiva de un monje, San Zósimo de Palestina, quien afirmó haberla conocido en el desierto, vagando sola y desnuda.

“Rechazó el mundo hasta el punto de dejar de usar ropa, porque no la necesitaba”, dice Zhirnova.

Había sido una prostituta desenfrenada desde su juventud, le contó a Zósimo, no por dinero, sino “un deseo insaciable y una irrefrenable pasión”.

Un día había visto una multitud de peregrinos preparándose para ir a Jerusalén a celebrar la Fiesta de la Exaltación de la Cruz, le pareció que podría ser divertido y decidió unírseles.

Les anunció a sus compañeros de viaje: “Tengo un cuerpo y me servirá de alimento y comida” y, en la memorable excursión, exploró los límites de la lujuria y la pasión.

Pero en Jerusalén tuvo una epifanía, se convirtió al cristianismo y se retiró a vivir como una ermitaña.

A pesar de su promiscuidad, Zósimo terminó admirándola y ella se convirtió en “una especie de sacerdotiza” para él.

Le explicó, según dijo el monje, lo que fallaba en su relación con Dios, y citó las Escrituras aunque nunca había leído la Biblia.

Zósimo se dio cuenta de que antes de conocerla no había comprendido lo que era un verdadero cristiano.

“Se la considera un ejemplo de fantástica espiritualidad cristiana”, señala Zhirnova.

Eso a pesar de que, en aquella época, las santas más populares eran vírgenes perseguidas por elegir la castidad y dedicarse a Dios.

La existencia de Santa María, una anciana egipcia, desnuda y con experiencia sexual, desmiente por completo este estereotipo, subraya Zhirnova.

La identidad de María
Santa María de Egipto no era diferente sólo por ser promiscua; también es descrita como una mujer con la piel “ennegrecida”.

Sin embargo, no está del todo claro si era negra o no, dice Zhirnova.

La traducción al inglés antiguo del relato dice que ella era “extremadamente negra en su cuerpo debido al calor del Sol”.

Pero, la investigadora explica que los lectores medievales no comprendían ni percibían las diferencias raciales como lo hacemos hoy.

“En aquella época, creían que las personas de piel oscura lo eran porque vivían en lugares muy soleados”.

Además, el que Santa María fuera negra o simplemente bronceada quizá no fuera un tema que preocupara especialmente a los lectores medievales.

“Realmente no sé hasta qué punto habría sido importante para ellos distinguir entre nacer con piel oscura o tenerla por pasar mucho tiempo al aire libre, pero creo que sin duda la habrían considerado culturalmente diferente”, le dice a la BBC Irina Dumitrescu, profesora de Estudios Medievales Ingleses en la Universidad de Bonn.

En su opinión, “lo importante de su piel oscura es que demuestra que la cultura de la Inglaterra medieval era más cosmopolita de lo que muchos suelen suponer.

“Tienen un comercio más amplio de lo que se cree y les interesa el conocimiento y las historias del norte de África y Medio Oriente, por lo que su imaginación abarca estas zonas”.

Añade que la piel más clara se idealizaba en las mujeres de la Inglaterra medieval y se asociaba con la virginidad.

“A menudo se establece una conexión entre el brillo del color -el cabello rubio, por ejemplo- y la pureza.

“Así, la piel más oscura de María podría asociarse con cierto tipo de sexualidad. Esa sensación de diferencia está ahí”.

¿Por qué esa historia fue un éxito?
Dumitrescu cree que las descripciones de la juventud “muy traviesa” de Santa María podrían explicar en parte la popularidad de la leyenda entre los lectores medievales.

“Es una historia extremadamente sensual”, indica.

“Tiene muchos detalles eróticos. Habla de su viaje en barco a Tierra Santa desde Egipto y de cómo le enseñó a todos los pasajeros actos lascivos no verbalizados. Es un poco obscena y provocativa”.

Ella cree que otra razón por la que esta notable leyenda se hizo tan popular fue porque “es muy humano querer saber que Dios también ama a las personas imperfectas”.

“El relato de María de Egipto contiene una lección muy importante que no se puede enseñar con relatos de santas vírgenes: la gracia de Dios.

“La Iglesia siempre ha necesitado historias de pecadores que puedan salvarse”.

En una época en la que muchos de los lectores y copistas monásticos de la historia vivían toda su vida encerrados en una institución, la leyenda de Santa María presentaba “una figura muy inquietante”, según Dumitrescu, lo que puede ser parte de su atractivo.

A diferencia de otros relatos de santos que se fueron al desierto para consagrarse a Dios (una práctica ascética conocida como monacato del desierto), María de Egipto no se queda en un solo lugar.

“Es muy inusual, porque ni siquiera es una ermitaña en una pequeña cueva. Vagaba por el desierto libremente. Se fundía con la naturaleza. Estaba desnuda.

“No parece ser una persona normal en ningún sentido, ni siquiera entre los ermitaños”, dice Dumitrescu.

“Era una pícara”.

Para los cristianos devotos que vivían vidas muy reguladas, la idea de una exótica mujer desnuda vagando libremente por el desierto y comunicándose con Dios habría sido emocionante y algo tentadora, añade Dumitrescu.

“Es una figura muy antiinstitucional. Y creo que es absolutamente fascinante tener una visión de esta mujer que no se parece en nada a lo que se dice que son las mujeres, y sin embargo, Dios la ama más que nadie”.

La investigación de Zhirnova sugiere que esta moraleja podría ser la base de la popularidad del relato.

Caballito de batalla
Casi al mismo tiempo que la historia se tradujo y empezó a circular, se desató una lucha de poder en la Iglesia que amenazó con restringir las libertades de las mujeres cristianas que vivían en monasterios y se habían consagrado a Dios.

Reformistas benedictinos como el abad inglés Ælric de Eynsham abogaban por la separación de hombres y mujeres que trabajaban codo con codo en los monasterios, a menudo bajo la dirección de una mujer.

“En Inglaterra, en aquella época, existía una larga tradición de lo que llamaban monasterios dobles, es decir, comunidades mixtas.

“Pero los reformistas afirmaban que esto no debía permitirse, ya que creaba tentaciones tanto para hombres como para mujeres”, señala Zhironova.

Los reformadores querían restringir la visibilidad de las monjas castas para su propia protección, y que estas mujeres fueran recluidas y separadas de los hombres monásticos.

Las ancianas sabias, que ocupaban puestos de poder en los monasterios, se verían particularmente afectadas.

“En lugar de ocupar puestos prominentes, debían ser confinadas dentro de los muros del monasterio, sin permitirles salir”, comenta Zhirnova.

“Eso también restringió muchas de las actividades en las que podían participar las religiosas, como la enseñanza, la escritura de manuscritos y la predicación a los laicos”.

La historia de Santa María de Egipto, señala la investigadora, tal vez fue traducida o difundida por personas que no estaban a favor de tales reformas.

“Vemos a una mujer que se resiste a las nociones convencionales de autoridad. A las mujeres no se les permite enseñar, pero María sí”.

Santa María también revolucionó las nociones contemporáneas habituales sobre la belleza y el comportamiento sexual de las santas, como las que se presentaban en los cuentos traducidos por Ælric al mismo tiempo que se tradujo la Vita de María.

“La blancura se asociaba con la belleza en este período de la Inglaterra medieval, y muchas de las santas de las que los lectores habrán oído hablar tienen la piel blanca, juventud y belleza; estas cualidades iban de la mano”, afirma Zhirnova.

Que la hubieran acogido nos dice que la gente medieval estaba abierta a modelos de santidad distintos.

“Una de las características clave de María es que se resiste a esta casi cosificación de la santidad femenina.

“Ella, a propósito, no encaja en este estándar.

“Y creo que su piel oscura encaja con eso y forma parte de su imagen de rechazo a todas las demás expectativas de las mujeres santas”.

Zhirnova espera que su estudio tenga el mismo efecto que la Vita de María de Egipto en la Inglaterra del siglo XI.

Ella desafió las normas del sistema religioso, según la historia, pues “tenía más autoridad espiritual que el hombre virginal al que enseña”, dice Zhirnova.

“Es una santa rebelde”.

De la misma forma, Zhirnova también espera que su estudio desafíe algunos de los estereotipos que se perpetúan.

“Mucha gente de la extrema derecha usa la Edad Media como ejemplo de una época en la que todos eran blancos y todos alababan la piel blanca como el ideal”, declara Zhirnova.

“En la Vita de María, vemos a una santa que no se adhiere a las concepciones medievales de la piedad cristiana como blanca.

“Eso nos indica que la gente medieval estaba abierta a modelos de santidad que no fueran blancos, jóvenes y obedientes.

“Estaban abiertos a la otredad de María”.

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