Casi no se nota, pero la guerra al interior de Morena, está con todo. No son pocos los que piensan que ya tienen Querétaro en la bolsa, de hecho, es uno de los pocos estados que le faltan por ganar a esa nueva maquinaria electoral que recuerda los buenos tiempos del viejo PRI. Morena quiere Chihuahua, quiere Nuevo León y por supuesto, quiere Querétaro y eso los saben los principales perfiles de la 4T local y por ello se dan con todo con tal de convertirse en los abanderados de Morena con vistas al 2027.

A pesar del esfuerzo por sumar temas que prendan el ánimo entre la gente, poco ha fructificado ese esfuerzo, ya sea 5 de febrero, ya sean los ambulantes que han articulado para desquiciar el orden en el primer cuadro de la ciudad y ahora, el más reciente, la huelga en el municipio de Cadereyta.

Mal gobernada por un par de ex alcaldes de extracción panista, la alcaldesa de Morena y hoy uno de los principales peones de Gilberto Herrera, está inventando todo, cualquier problema, con tal de hacer notoria la presencia de su mentor político, el diputado federal que quiere ser candidato a gobernador en el 2027. Fiel a su estilo incendiario, Gilberto ha intentado varias veces prender a la gente con marchas, como el cuatroteísmo hace en la Ciudad de México, lo hizo siendo rector de la UA y falló, hizo una escuálida marcha de Maconí a la capital queretana y falló y esta semana, agitó a la gente de Cadereyta y volvió a fallar cuando apenas unas decenas de manifestantes llegaron a Plaza de Armas con una consigna muy clara, la de incendiar a todo Querétaro antes de que se doble Cadereyta. Así es Gilberto y así mueve sus piezas.

Su más serio adversario, también retoma estos temas, pero lo hace desde un manejo que se parece mucho al del PAN, más sereno, más calmado, más conciliador, sin arrebatos y más conservador. Nada en su discurso parece hacerlo ver como morenista, quizá esa es su estrategia, la de tomar distancia de las incendiarias formas de su correligionario Gilberto Herrera, quien para incendiar los temas, hecha mano del regidor del pueblo Fernando Flores que sabe desde grafitear bardar, hasta incendiar las redes sociales.

Gilberto el incendiario, Luis Humberto el sereno, Gilberto el provocador, Luis Humberto el conciliador, entre estas vertientes se debate Morena y los catorrazos están pero en serio, por ese manejo tan mesurado es que los gilbertistas odian a Luis Humberto. Mientas tanto en el PAN, siguen sin ponerse de acuerdo en quien es la persona que les puede asegurar el triunfo en unas elecciones que desde ahora se antojan, que serán sino reñidas, si muy accidentadas.

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