El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió este domingo la caída del presidente sirio, Bachar al Asad, como un “acto fundamental de justicia”, aunque alertó de que también representa un “momento de riesgo e incertidumbre” para Oriente Medio, especialmente por la posibilidad de un resurgimiento del Estado Islámico (EI).

Biden hizo estas declaraciones en un discurso desde la Casa Blanca, horas después de que una coalición de grupos insurgentes tomara Damasco sin apenas resistencia tras 12 días de ofensiva en todo el país.

“Es un momento histórico para que el pueblo sirio que ha sufrido tanto construya un futuro mejor para su orgullosa nación. Sin embargo, también es un momento de riesgo e incertidumbre”, afirmó el mandatario, quien por la mañana se reunió con sus asesores.

El presidente atribuyó el colapso del régimen de Al Asad a la debilidad de sus principales aliados durante los 14 años de guerra civil: Rusia, involucrada en el conflicto de Ucrania, e Irán y el grupo chií libanés Hizbulá, inmersos en tensiones con Israel tras el inicio de la guerra en Gaza en octubre de 2023.

Biden consideró que este debilitamiento de Rusia, Irán y Hizbulá es resultado de las acciones de Washington y sus aliados tanto en Ucrania como en Oriente Medio, además de las sanciones económicas impuestas durante años al Gobierno de Al Asad.

“Nuestro enfoque ha cambiado el equilibrio de poder en Oriente Medio”, aseguró.

El presidente también indicó que Estados Unidos desconoce el paradero de Al Asad, aunque está atento a la posibilidad de que haya recibido asilo en Rusia, según informó una fuente del Kremlin a la agencia TASS.

Biden subrayó que Al Asad debe “rendir cuentas” por la represión ejercida sobre su pueblo, incluidos ataques con armas químicas. Sin embargo, no especificó cómo se llevaría a cabo ese proceso, y un funcionario de la Casa Blanca se limitó a señalar que se abordará “por los cauces apropiados”.

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