Hace aproximadamente 147 millones de años, un antiguo reptil volador de unos dos metros de envergadura, conocido como Skiphosoura bavarica, surcaba los cielos de Baviera en busca de pequeñas presas como lagartijas o insectos. Este pterosaurio, con una distintiva cresta ósea en el hocico y una boca repleta de dientes afilados, representa una pieza clave en la historia evolutiva de estos fascinantes animales.
Un grupo de científicos ha desenterrado un esqueleto excepcionalmente bien conservado de esta especie en Baviera, Alemania. El hallazgo, publicado en la revista Current Biology, arroja luz sobre la transición evolutiva entre los primeros pterosaurios de cola larga, que surgieron hace unos 227 millones de años, y los gigantes de cola corta del Cretácico, como el Quetzalcoatlus, cuya envergadura rivalizaba con la de un avión de combate.
“Este descubrimiento es de enorme importancia”, explicó el paleontólogo David Hone, de la Universidad Queen Mary de Londres. Según Hone, Skiphosoura se encuentra en un punto intermedio del árbol evolutivo, lo que permite entender cómo los pterosaurios evolucionaron desde formas primitivas hasta los más avanzados pterodactiloides.
Skiphosoura pertenece a un grupo transicional llamado darwinópteros, que combina características primitivas y avanzadas. Por ejemplo, tenía una cola corta y rígida, un cráneo alargado de unos 25 cm y una cresta ósea en la parte delantera del hocico, que probablemente se extendía con tejidos blandos y coloridos, aunque esto último es una especulación basada en otros fósiles similares.
El esqueleto, desenterrado en 2015, se encuentra en un estado notable de conservación. A diferencia de otros fósiles de pterosaurios, cuyos huesos suelen estar aplastados debido a su fragilidad, este espécimen mantiene casi todos los huesos en tres dimensiones.
“Los huesos de los pterosaurios son increíblemente delgados, por lo que se desintegran fácilmente. Encontrar un fósil como este es muy raro”, señaló Hone.
Skiphosoura habría sido uno de los depredadores más grandes de su ecosistema, alimentándose de pequeños mamíferos, peces y grandes insectos en un entorno forestal.
Los pterosaurios, primos cercanos de los dinosaurios, fueron los primeros vertebrados en conquistar el vuelo propulsado, mucho antes de las aves y los murciélagos. Sin embargo, desaparecieron hace 66 millones de años junto con los dinosaurios, víctimas de la extinción masiva causada por el impacto de un asteroide.
El hallazgo de Skiphosoura, junto con el de otra especie transicional, Dearc sgiathanach, descubierta en Escocia, ayuda a rellenar lagunas cruciales en la evolución de estos reptiles voladores. Según el paleontólogo Adam Fitch, del Museo Field de Chicago, “Skiphosoura se posiciona entre los darwinópteros y los pterodactiloides, marcando un puente evolutivo clave”.
El estudio de Skiphosoura y otros fósiles contemporáneos continúa ampliando nuestra comprensión sobre cómo los pterosaurios se adaptaron y dominaron los cielos durante millones de años, dejando un legado de innovación evolutiva que aún asombra a los científicos modernos.